jueves, 28 de julio de 2016

Terapia Integral de Pareja

Durante los últimos años los problemas de pareja se han convertido en una de las consultas más frecuentes en los centros de psicología. Este aumento de la demanda de ayuda conyugal viene de la mano de los cambios sociales ocurridos en nuestra sociedad al mismo tiempo. Si bien hasta hace relativamente poco se podía decir que no estaba “bien visto” que una persona fuera a ventilar este tipo de problemas íntimos con una persona ajena a la familia, en la actualidad el tabú se ha roto y cada vez son más las parejas que acuden a la consulta del psicólogo con la esperanza de encontrar una manera de recuperar una relación tan importante para ellos.

Si generalmente nos encontramos con dificultades para estudiar la eficacia de la psicoterapia individual, los problemas crecen cuando se trata de una terapia que incluye a dos o más personas. Por lo tanto, es más difícil encontrar estudios sobre tratamientos psicológicos validados específicamente centrados en las parejas. No obstante, existen manuales, tratados teóricos y artículos que proponen, desde diferentes orientaciones teóricas, pautas de intervención dirigidas a resolver este tipo de problemática. Y, en general, los meta-análisis muestran que la terapia psicológica eseficaz a la hora de tratar problemas de pareja. Tradicionalmente, muchos teóricos (que no prácticos) han señalado que la terapia de conducta de pareja es la terapia más eficaz para estos casos. A pesar de que algunas investigaciones muestran su efectividad, también es cierto que este enfoque presenta una serie de carencias y ha mostrado no funcionar en determinadas circunstancias. Para superar estos escollos, la terapia se ha seguido desarrollando, ampliando sus fundamentos iniciales y añadiendo nuevos factores que complementan la terapia de conducta, dando lugar a lo que hoy se conoce como Terapia Integral de Pareja (TIP).

La TIP forma parte de las denominadas terapias de tercera generación, de las que ya he hablado en alguna otra ocasión. Hace tiempo que tenía ganas de saber algo más sobre la TIP y por fin he podido hacerlo gracias a la publicación este año de un libro de Jorge Barraca, editado por Síntesis. La obra forma parte de un proyecto de la editorial relacionado con las terapias de tercera generación, dirigido por Marino Pérez.

Aunque no soy particularmente un defensor de la terapia de conducta, he de admitir que me he quedado muy satisfecho con este libro. Es breve, claro, directo y explica a la perfección en qué consiste la TIP. Por supuesto, para profundizar en el enfoque es necesario consultar los manuales originales (de los que no existe traducción al español actualmente), pero sin duda es una excelente exposición de los fundamentos de la terapia. Decía que no soy un acérrimo defensor de la terapia de conducta (tampoco detractor), pero es que estas terapias de tercera generación, por mucho que sus autores se empeñen a rotular de conductistas, incluyen muchos otros aspectos que ya se vienen teniendo en cuenta desde otras orientaciones teóricas (sistémicas y humanistas, principalmente) y que casi las convierte en enfoques eclécticos.



La TIP está pensada para ayudar a parejas estables y con cierto nivel de compromiso. Mientras que la terapia de conducta original se centraba en los intercambios conductuales entre los miembros de la pareja (refuerzos positivos y negativos), en el presente el foco se ha ampliado a otros aspectos mucho más importantes. De forma general, la TIP considera que los dificultades surgen cuando las diferencias entre los miembros de la díada, que estuvieron ahí desde el principio de la relación, empiezan a definirse como problemas o incompatibilidades con el paso del tiempo y se llega a la conclusión de que terminar con ellas o corregirlas es la única manera de que la pareja recupere su salud. Junto a este hecho, otras cuestiones importantes que pueden causar conflictos son las discusiones en torno a temas especialmente sensibles para cada persona, que se dejen de compartir determinadas cosas que antes se hacían en común o que la otra persona se asocie (por un proceso de condicionamiento) a sensaciones aversivas.

Jacobson y Christensen, desarrolladores de la TIP, señalan tres tipos de reacciones que se pueden convertir en problemáticas frente a las incompatibilidades de la pareja:

- coerción: administración de un estímulo aversivo al otro miembro de la pareja, hasta que ceda a los deseos del otro (por ejemplo, enfadarse, criticar, gritar... ).
- vilipendio: atribuir la causa de los problemas de pareja a una características del otro (“es un egoísta”, es una histérica”, “no le preocupan los sentimientos de los demás”).
- polarización: cada uno extrema aún más su postura inicial, encontrándose a la defensiva y dejando de proporcionar satisfacciones al otro.

Barraca resume sucintamente la formulación teórica de los problemas de pareja propuesta por la TIP de la siguiente manera: “los problemas de pareja podrían entenderse como producto de la reiteración de esfuerzos infructuosos que cada miembro lleva a cabo para afrontar las inevitables y naturales diferencias o desacuerdos y que afectan emocionalmente porque tocan algún tema sensible propio (vulnerabilidad). Los intentos de que el otro modifique su conducta para deshacer esas diferencias o desacuerdos topan con resistencia, lo que renueva los esfuerzos para cambiarlo, bien forzándolo directamente (coerción), bien a través de la crítica (vilipendio); a su vez, como estos nuevos esfuerzos levantan más resistencias, se intensifica el conflicto y cada uno se posiciona de forma más extrema (polarización). La solución que propondrá la TIP consiste en hacer consciente este proceso retroalimentado y que lleva al bloqueo (trampa mutua) y salir de él por otro camino: la aceptación”.

Con aceptación se hace referencia a uno de los dos procesos centrales de intervención desde la TIP. No se trata de resignación ni del concepto de aceptación empleado en la Terapia de Aceptación y Compromiso o en mindfulness. Tampoco es la meta de la terapia, si no un medio para alcanzar los objetivos, en conjunto con el otro proceso central: el de cambio. Ya no se procuran arreglar los problemas con el uso de reforzadores artificiales, como en la terapia de conducta tradicional, si no que se tienen en cuenta aquellas cosas que resultan útiles para cada pareja en particular y que forman parte de su contexto habitual. La TIP tampoco se focaliza en la modificación de conductas específicas, si no en aquellos temas conflictivos que se repiten en cada relación en particular.

Las estrategias de aceptación buscan que la pareja deje de luchar contra sus diferencias, que pueda abandonar una visión de las mismas como incompatibles y problemáticas y la lucha por cambiar al otro miembro, pudiendo empezar a valorar dichas disimilitudes como oportunidades para aumentar el compromiso y la intimidad de la díada. Se proponen tres tipos de intervenciones:

- unión empática: aprender a expresar el malestar sin acusar al otro, contextualizando sus conductas dentro de su historia personal.
- separación unificada: unir a la pareja frente al problema que los ocupa, poniéndolo fuera de ellos, de manera que se pueda analizar desde otra perspectiva.
- tolerancia: si no funcionan las intervenciones anteriores se propone que se tolere lo mejor posible la conducta de la otra persona.

Por su parte, las estrategias de cambio incluyen las intervenciones clásicas de la terapia de conducta de pareja: el intercambio conductual positivo y el entrenamiento en comunicación y solución de problemas.

El libro de Jorge Barraca incluye datos sobre la efectividad de la TIP, así como recomendaciones en el caso de situaciones específicas como la presencia de violencia doméstica, el abuso de alcohol y drogas, las infidelidades, etc.

La TIP es una terapia en la que no se propone seguir un manual de forma estricta y acrítica. Hace hincapié en la importancia de construir con cada pareja la evaluación de su propio problema, así como de diseñar la intervención de forma acorde con sus necesidades, teniendo en cuenta tanto sus características personales como su historia y su contexto actual. Una vez más, conviene recordar a los profesionales que la psicoterapia es mucho más que la mera aplicación de las técnicas inventariadas en un libro o que ceñirse al esquema “diagnóstico x tratamiento”.

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