Empecemos
de forma clara y concreta: la respuesta es SI. Que no se sorprenda el
lector, el que escribe trabaja en el ámbito privado pero es un firme
defensor de la sanidad pública. Como residente, pude conocer a fondo
el sistema desde dentro, así como a un buen número de profesionales
que lo integran. Y, en contra de lo que a veces se dice o se piensa,
la calidad y el trabajo de la gran mayoría de estas personas está
fuera de toda duda, bajo mi punto de vista. Los psicólogos clínicos
de la sanidad pública está altamente formados y bien capacitados
para ejercer sus funciones. Por supuesto, siempre hay excepciones,
pero en el cómputo global diría que sale ganando el buen hacer.
Hace
un par de semanas, junto con otra psicóloga clínica y amiga, dimos
un seminario introductorio de psicoterapia a los nuevos residentes de
salud mental (psicólogas, psiquiatras y enfermeras) y comenzamos
hablando, precisamente, sobre el estado de la terapia psicológica en
los servicios públicos. Para ello utilizamos una serie de mitos,
creencias que podemos tener, cosas que nos pueden haber contado o que
los residentes van a escuchar a lo largo de su formación, y algunos
de los cuales reproduzco
aquí de nuevo.
Mito
1: La psicoterapia no es eficaz (y, por tanto, no debe ser una
prestación pública).
La
psicoterapia está incluida en la cartera de servicios de la sanidad
y su eficacia está más que probada, como ya expliqué en otra entrada.
Mito
2: No se puede hacer una psicoterapia en condiciones en los servicios
públicos.
En
este caso, más que un mito, podría tratarse de una verdad a medias.
En los centros de salud mental, así como en otros dispositivos, el
mayor problema radica en la falta de personal y en la excesiva
demanda, lo que provoca que las agendas de las psicólogas clínicas
estén llenas y el tiempo que puede pasar entre consulta y consulta
para una misma persona sea mayor del aconsejable. Además, muchas
veces el tiempo disponible para cada sesión es insuficiente. Hay
casos que requieren una atención más frecuente y que no se
benefician de estas circunstancias. Ahora bien, también tenemos
buenas noticias. En muchas ocasiones se pueden obtener
buenos resultados, a pesar de lo espaciado de las sesiones. Aquí
pueden jugar un papel importante los residentes. Un PIR
tiene la posibilidad de ver con más frecuencia a sus consultantes y
en sesiones de mayor duración. Quizás alguna persona pueda pensar
que una persona en formación no va a poder ayudarle tanto como un
especialista con años de experiencia. Nada más lejos de la
realidad. Hay investigaciones que indican que los años de
experiencia o las horas de cursos no correlacionan con los resultados
de la terapia. Es decir, que no por llevar más años trabajando o
tener más horas de formación una persona es mejor terapeuta. Las
residentes suelen empezar con mucha motivación y esforzarse mucho
con cada caso, además de contar siempre con la supervisión de su
tutor o tutora.
Las
gerencias y direcciones de las administraciones tienen en su mano
organizar los servicios de tal manera que las intervenciones basadas
en la psicoterapia se puedan desarrollar de manera eficaz y
eficiente. Por ejemplo, en algún hospital se han creado unidades específicas de psicoterapia. En el Servicio de Salud del Principado
de Asturias (SESPA) se llevó hace unos pocos años una investigación
sobre psicoterapia breve en centros de salud mental, con muy buenos
resultados. Pueden verse los artículos publicados sobre este estudio
aquí: parte I y parte II.
Mito
3: Hace falta un elevado número de consultas para que se observen
mejorías.
La implicación de esta
creencia es el gasto que supondría para el sistema público. Los
datos demuestran que cada vez se obtienen mejores resultados con un
número bastante reducido de sesiones. En el estudio anteriormente
mencionado, Fernández y sus colaboradores encontraron que con 8 o
menos sesiones habían mejorado el 50% de las personas. Según
Kadera, Lambert y Andrews, entre el 30% y el 40% de las pacientes
muestran cambios significativos en las tres primeras sesiones y el
50-60% mejora de forma importante entre la 4ª y 7ª sesión.
Mito
4: La gente busca una solución “fácil” y no quiere implicarse
en su proceso de cambio.
Puesto
que la eficacia de la psicoterapia reside, sobre todo, en los
factores asociados con el consultante, es esperable que si este no
hace esfuerzos por cambiar la terapia no obtenga buenos resultados.
Por lo tanto, la psicoterapia no sería rentable para el sistema
público. Sin embargo, la gente se implica más de lo que pensamos.
En otro estudio realizado en el SESPA, sobre el análisis de la
demanda, una de las preguntas que hacíamos a cada persona antes de
acudir a la primera cita era hasta qué punto creía que el resultado
de la terapia tenía que ver con lo que ella hiciera (locus decontrol interno). La inmensa mayoría dio la puntuación máxima
(estaban totalmente convencidos de que su papel era imprescindible).
La gente si está dispuesta a trabajar y a cambiar su situación. Los
artículos sobre la investigación está aquí (I) y aquí (II).
Mito
5: Los profesionales de la pública están mal formados y
desmotivados.
Como
decía al principio, solo tengo palabras de elogio para la mayoría
de psicólogos clínicos que conozco y que trabajan en la sanidad
pública. Como ya expliqué en otro lugar, para trabajar como
psicólogo en los servicios de salud mental es imprescindible tener
la especialidad en psicología clínica, lo que garantiza haber hecho
la formación PIR durante cuatro años. Hoy por hoy, es la mejor
formación en psicología clínica que existe en España. Es
mejorable, sin duda, pero también es excelente. Además,
generalmente los psicólogos clínicos seguimos formándonos
continuamente, ya sea con másteres, cursos, doctorado... En el
ámbito privado, por desgracia, aunque la ley sanitaria es la misma,
no existe un control tan estricto, lo que lleva a que muchas personas
estén asumiendo competencias para las que no están preparados
correctamente, con el riesgo que eso supone para la salud de la
población: licenciadas o graduados en psicología sin la
especialidad o el máster en psicología general sanitaria, coaches
sin titulación sanitaria, autodenominadas “psicoterapeutas” sin
un título oficial, etc.
La
psicología clínica ofrecida en los servicios de salud mental de las
administraciones autonómicas es un valor de excelente calidad. Sin
embargo, quedan muchos aspectos por mejorar, como la dotación de
profesionales, la discriminación que se observa (en algunos lugares) con respecto a la psicoterapia en beneficio de la
psicofarmarcología, la falta de coordinación con otras
especialidades (y dentro de la propia especialidad) y algunas otras
cuestiones. Mientras no se solucionen estos problemas, seguiremos
intentando desmontar estos y otros mitos que oscurecen la verdadera
naturaleza de nuestra especialidad.
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