El
verano ya está aquí (aunque no lo parezca en Asturias) y se van
cerrando algunas cosas. Es una época de menos trabajo, lo cual me
viene muy bien después del año tan intenso que llevo. En los
últimos meses el cuerpo me ha dado varias señales de que tenía que
parar y he comenzado a hacerle caso (aunque tampoco mucho, para qué engañarnos…).
He
terminado mi ciclo como docente en AsturPIR, academia de preparación del PIR referencia en Asturias. Ha sido un placer poder acompañar
a diversos grupos de alumnas en el duro viaje del estudio y me siento
orgulloso de los esfuerzos que han hecho, independientemente del
resultado. Es agradable también ver que algunas de esas personas
lograron la ansiada plaza y que ya son residentes de psicología
clínica. ¡Mucha suerte a todo el equipo de AsturPIR en los cursos
venideros!
Ayer finalicé el Máster en Terapias Contextuales de la Universidad de Almería. A falta de conocer la nota, el feedback de
los miembros del tribunal presentes durante la defensa de mi trabajo
final ha sido bastante bueno. Y eso que, por problemas técnicos, les
trastoqué un poco la organización de ayer… En fin, otro asunto
que me ocupaba tiempo y del que quedo liberado.
También
disfrutaré de un par de meses de vacaciones de la Escuela Vasco-Navarra de Terapia Familiar, una formación que, tengo que
decirlo, es la mejor que he hecho a distancia, hasta la fecha.
En
cuanto a publicaciones, ya está disponible en Ansiedad y Estrés (en prensa) nuestro nuevo artículo sobre feedback sistemático, en
el que presentamos resultados bastante buenos correspondientes a mi
propia consulta. El resumen se puede ver en el enlace siguiente: Systematic Client Feedback: A naturalistic pilot study. Para
acceder al trabajo completo (en inglés) hay que pagar. Sin embargo, más adelante
podré compartir un enlace que permite el acceso gratuito por tiempo
limitado al artículo. Además, ya se ha publicado el último número
de la revista Papeles del Psicólogo, donde contribuyo de manera
doble con los artículo que ya he reseñado sobre memética y efectos del terapeuta. Por cierto, que hemos recibido muy buen feedback de
ambos por parte de otros autores e investigadores.
En
cuanto a planes de futuro, el 24 de Julio estaré en Álava, en el
Congreso Nacional de Psicología, participando en una mesa redonda
titulada “Propuestas para mejorar la práctica clínica”, tal y
como se muestra en la imagen siguiente.
La
semana pasada terminé de leer Alianza terapéutica con familias,
de Valentín Escudero y Myrna Friedlaner y solo puedo decir que, si
eres un/a profesional que trabaja con familias, esta obra tiene que
estar en tu colección. Bien escrito, claro, basado en lo que dice la
investigación, es un trabajo precioso que muestra cómo trabajar los
cuatro factores que los autores proponen en su modelo de alianza
terapéutica familiar. Por cierto, aprovecho para destacar el buen servicio post-venta de Herder, que no tardó en mandarme un nuevo ejemplar cuando el repartidor rompió otro intentando meterlo en el buzón.
Hablando
de libros, he comenzado la tercera edición del imprescindible
Psychotherapy Relationships That Work, que este año está
dividido en dos volúmenes. No hace falta decir que es un “must
read” para clínicos de cualquier orientación teórica, escrito
con todo el rigor que un tema como este merece. Me estoy planteando
dedicar las próximas entradas del blog a señalar los aspectos más
importantes de cada capítulo. El tiempo dirá si cumplo con esta
amenaza o si se disuelve en medio del ritmo veraniego. De momento,
quiero compartir esta imagen, elaborada por un miembro de ANPIR y
basada en la original, que se encuentra en el primer capítulo de la obra
editada por Norcross, Lambert y Wampold.
Una
vez más, los datos ponen en evidencia que el principal protagonista
del cambio es el consultante y que los métodos y técnicas solo
funcionan si hay una buena alianza terapéutica y si se adaptan a las
necesidades, características, preferencias y contexto de cada
persona. “Valorar
o resaltar la relación terapéutica no es decir que todo depende de
ella o que sea suficiente por si sola. ¡Ay! Esa es la errónea
conclusión a la que se llega frecuentemente en las guerras
culturales de la psicoterapia que, de forma dramática, enfrentan al
método de tratamiento contra la relación terapéutica (…)
Décadas de investigación en psicoterapia atestiguan de
forma consistente que el paciente, el terapeuta, su relación, el
método de tratamiento y el contexto contribuyen todos al éxito (y
fracaso) del tratamiento. Deberíamos fijarnos en todos estos
determinantes y en sus combinaciones óptimas”.
Hasta
aquí esta mezcolanza de ideas.
Que
tengáis muy buen verano.
Hola Alberto, ¿podrias por favor cpartir tu experiencia del máster de terapias contextuales?
ResponderEliminarEs muy interesante contar con un feedback sobre el aprendizaje y utilidad de la formación, ya que estoy sopesando iniciarla el próximo curso.
Muchas gracias
Daniel
El Máster tiene sus puntos fuertes y otros algo más flojos. En el lado positivo, el último curso para mi ha sido el mejor: tienes vídeos con role-playing y algunos con casos reales y, sobre todo, horas de supervisión. Tener que hacer el trabajo fin de máster también ayuda a profundizar en los contenidos teóricos.
EliminarPor el lado negativo, hay alguna variabilidad en la calidad de los docentes, aunque esto pasa en todos lados. Se nota cuando la clase la da alguien con más experiencia clínica.
Es una formación relativamente joven, les quedan cosas que ir mejorando y me da la impresión de que se van esforzando por ello.
Algo que mejoraría es el sistema de aprendizaje, que hubiera más ejercicios obligatorios que te empujen a afianzar conocimientos.
Un saludo.