Oviedo,
5 de Junio de 2019. 4.30 de la tarde. Llego al Palacio de Congresos y
veo a un grupo de incombustibles PIRes moviéndose como hormigas,
organizando materiales, metiéndolos en bolsas y haciendo mil cosas más.
Fueron las primeras en llegar al lugar y, tres días después, serán
las últimas en irse. ¡Qué energía! No paran de moverse de un lado
a otro, de preocuparse porque todo funcione correctamente. Y, sobre
todo, que tanto asistentes como ponentes estén lo mejor atendidos
que sea posible. Así lo harán, sin apenas descanso, sin poder
disfrutar tanto como les gustaría de las diferentes ponencias que
irán sucediendo durante las XIX Jornadas ANPIR. Aida, Dani, María,
Amaia, Paula, Julia, Carlota e Irene son parte del Comité
Organizador. Y lo primero que quiero hacer en esta entrada es
agradecerles su trabajo y dedicación, porque gracias a ellos hemos
tenido unas jornadas sensacionales. O eso dice la gente.
Por
supuesto, también hicieron su parte de forma magistral el resto de
miembros del Comité: Ana, Almudena, Anxo, Teresa A., Teresa B.,
Carlamarina, Isabel, Maru, Lara… Lo que se vio y lo que permaneció
oculto. Porque la gente que se apuntó (más de 350 personas
inscritas) estuvo aquí tres días y pudo atestiguar las ganas y el
esfuerzo detrás de la organización, pero no vio todo lo que sucedía
entre bambalinas ni todas las gestiones previas. Este es el fruto del
trabajo de todo un año. Más allá de recibir, entregar
documentación y certificados, resolver dudas, moderar mesas, etc.,
hubo toda una serie de tareas a realizar para que el evento fuera
bien. Muchas horas de rellenar hojas de excel, de reuniones, de hacer
llamadas, de escribir y contestar e-mails, pedir presupuestos… la
lista es bastante larga. Y todo esto sin cobrar un euro (como mucho,
“asistir” gratis a las jornadas y a la cena). Lo de “asistir”
va entre comillas porque la mayor parte del tiempo había cosas que
hacer y era difícil sentarse y disfrutar de una conferencia o mesa
redonda en su totalidad. Así que, de nuevo, gracias, gracias
irrepetible comité organizador. Alguien me dijo que estas habían
sido las mejores jornadas de los últimos 10 años. Seguro que
vosotras tenéis mucha culpa de que fuera así.
El comité organizador casi al completo.
Aún
quiero hacer más agradecimientos. A todos los profesionales con los
que contamos para llevar este barco a buen puerto. Fotógrafo,
empresa de catering, personal del Palacio de Congresos, técnicos de
sonido, traductora (magnífica y a la que le hicimos trabajar más de
la cuenta… de nuevo, ¡nuestras disculpas!), agencia de viajes…
Todos formaron parte de la gran orquesta que actuó hasta el sábado
al mediodía. Y Adela, personal de apoyo administrativo de ANPIR,
¡qué habríamos hecho sin ti! Además de Régis, que también trabajó codo con codo con nosotros. Qué fácil resultan las cosas cuando
estás rodeado de buenos profesionales.
Me
siento extraño cuando llega el domingo. Se ha terminado todo el
jaleo y mi cuerpo no puede más. Ha sido agotador y estresante.
Satisfactorio, si, por el resultado y porque, no nos engañemos, te
sientes orgulloso cuando ves a la gente contenta y dedicándote
buenas palabras. Y hablando de palabras, un día de estos tengo que
apuntarme a la escuela de idiomas, porque si ya me fastidió el año pasado no ser capaz de hilar cuatro palabras con sentido para hablar con Whitaker, este ha sido todavía más frustrante por haberme ido
sin poder hablar un poco más con Lucy Johnstone y Richard Bentall.
Bueno, ¡al menos me hice la foto con ellos!
¡Y
que envidia de residentes! Es la primera vez que acudo a las sesiones
de comunicaciones orales y solo puedo decir que me he quedado
boquiabierto. El ingenio, creatividad y trabajo que hay detrás de
las investigaciones de las y los PIRes no tienen parangón. He visto
estudios que nada tienen que envidiar a los realizados por expertos
de dilatada trayectoria, diseños planteados para mejorar nuestro
trabajo y, por consiguiente, la salud mental de la población. Y lo
mismo con los pósteres, ¡casi 150 aceptados! Quizás no esté siendo
imparcial, pero se nota una diferencia cualitativa con respecto a
otros congresos. He ido a algunos en los que gran parte de los
pósteres dejaban mucho que desear, quedándome con la impresión de
que el comité científico lo aceptaba todo para así conseguir que
más gente se inscribiera y asistiera. Pero en Oviedo no fue así y
cada trabajo merecía la pena ser leído. En este punto tengo que
agradecer públicamente la labora del Comité Científico de estas
jornadas y, especialmente, a Raúl, su coordinador. Me consta que ha
tenido que dedicar incontables horas a evaluar y organizar la
presentación de todos los trabajos científicos. Ha sido muy
estimulante ver la ilusión de los que ganaron los premios (dos a las
mejores comunicaciones orales, uno al mejor artículo y una mención
al mejor póster). ¡Qué ganas de volver a ser residente!
No
haré aquí una crónica más al uso de las Jornadas. Quien esté
interesado en ello puede leer lo que hemos puesto en la web de ANPIR
y lo que escribí para el diario La Nueva España (publicado el 14 de
Junio).
¡El
año que viene nos vemos en Logroño!
No hay comentarios:
Publicar un comentario