Cansado
de ver una y otra vez como multitud de psicólogas y psicólogas se
empeñan a basar su identidad profesional en la marca que utilizan
como apellido (“psicólogo conductista”, “psicoanalista”,
“psicóloga cognitivo-conductual”, “psicólogo
sistémico”, etc), y retomando aquella especie de broma que
incluimos en Psicoterapia: marca registrada, hoy me he
decidido a fundar mi propia escuela de psicología. Sin embargo, este
enfoque no va a ser uno más que pretenda competir con los otros ni
mostrar haber encontrado La Verdad o La Objetivad de la disciplina.
Más bien al contrario, se trata de una escuela que no se toma en
serio a si misma como tal, pero que está dispuesta a acoger a todo
profesional que se sienta identificado con ella. Sirvan las
siguientes líneas como manifiesto fundacional de esta idea que lleva
por nombre “Psicología ACME”.
Quizás
los más jóvenes del lugar no conozcan el significado de la palabra
ACME, pero para los que crecimos viendo en la televisión los
dibujos animados de “El Coyote y el Correcaminos” la
referencia es clara. Un vistazo a lo que dice la Wikipedia sobre la Corporación ACME nos dará varias pistas de por qué he
escogido darle este nombre al nuevo enfoque de la psicología del que
voy a hablar (el resaltado en negrita es mío):
“La
Corporación Acme es una empresa ficticia, que existe en el universo
de los Looney Tunes. Apareció la mayor cantidad de veces en las
caricaturas de El Coyote y el Correcaminos, que hicieron famosa a
Acme por sus productos peligrosos y
poco reales, los cuales fallaban catastróficamente de las peores
maneras (…)
La
compañía nunca es definida claramente, pero aparenta ser
un conglomerado, el cual produce todos los productos imaginables, sin
importar la elaboración ni la extravagancia de los mismos (...)
El
nombre de la compañía es irónico, ya que la palabra acme
deriva del griego (ακμή), cuyo significado es <<el
apogeo>>
o <<el punto
más alto al que se puede llegar>>.
Por lo general, los productos de la empresa ficticia Acme son de mala
calidad y tienden a fallar, aunque estos problemas son atribuidos
al mal uso del comprador”.
Al igual que sucede con la
compañía ACME, las escuelas de psicología aparentan poder producir
(o “curar”) todo lo imaginable (“me pareció ver una
linda terapia cognitivo-conductual”, que diría Piolín),
aunque en ocasiones lo hagan mediante métodos aparentemente extraños
(véase, por ejemplo el EMDR). Así mismo, es habitual que
cada nuevo modelo se autoproclame como mejor que todos los demás,
creando un verdadero hype (conviene en este punto volver a
leer el estupendo artículo de Lilienfeld). Y si algún estudio
demuestra que su método no es tan eficaz como se pretende, siempre
se le puede echar la culpa al investigador al mando; esto último
también se puede llevar a cabo de forma inversa: si otra escuela
demuestra su eficacia esto se achaca a un “mal uso del
comprador” (véase las recurrentes críticas a las terapias
psicodinámicas, por ejemplo).
Pero, ¿qué características
tiene esta nueva escuela de “Psicología ACME”? Para responder a
esta pregunta, nada mejor que reproducir aquí el DECÁLOGO
OFICIAL DEL PSICÓLOGO MARCA ACME.
1.- La Psicóloga ACME trabaja
desde cualquiera de los enfoques eficaces: humanista, sistémico,
cognitivo-conductual o psicodinámico (también puede pretender ser
“integradora”, si tiene el suficiente valor para
creérselo). No puede trabajar siguiendo las indicaciones de la
Psicología ACME porque no hay indicación alguna que seguir.
2.- Un buen Psicólogo ACME no
necesita añadir ninguna coletilla cuando se presenta
profesionalmente. Aunque sigue su propio modelo teórico, le basta
con decir que es “psicólogo”, “psicóloga clínica”
o “psicólogo general sanitario”. Por lo tanto, nunca se
presenta haciendo alusión a la escuela con la que se identifica, mucho menos con la pretensión de que su apellido le otorgue una especie de halo de superioridad.
3.- La Psicología ACME no
ofrece principios, técnicas ni teorías nuevas que enseñar. De esta
manera no está en condiciones de crear escuelas de formación ni de dar
acreditaciones. Tampoco existen manuales propios ni estudios de
investigación acerca de su estatus científico. Pero si el
profesional no soporta la imperiosa necesidad de tener un diploma
acreditativo, puede descargarse la siguiente imagen, incluir sus
datos y firmarlo él mismo:
4.- La Psicóloga ACME respeta
la diversidad de escuelas, ¡incluso aquellas que no tengan nada
que ver con la suya! Tiene cierta conciencia de enfermedad y
acepta que hay muchos factores que llevan a un clínico a decantarse
por un método u otro. Incluso es crítica con su propio modelo
teórico.
5.- El Psicólogo ACME realiza
una práctica basada en la evidencia. Y, además, también utiliza la
evidencia basada en la práctica.
6.- La Psicóloga ACME sabe lo
que es la práctica basada en la evidencia (y la evidencia basada en
la práctica). Además, consigue mantener el tipo y fingir que no le
está dando la risa cuando alguien pretende aleccionar sobre la
práctica basada en la evidencia pero la confunde con otras cosas y
deja en evidencia (permítanme el juego de palabras) que nunca
se ha parado a leer de la fuente original lo que en verdad es.
7.- El Psicólogo ACME no
espera que un psicólogo de otra marca sepa lo que es la evidencia
basada en la práctica. Su expectativa es que los no-ACME piensen que
se trata de un error a la hora de colocar las palabras en la frase.
8.- El Psicólogo ACME dice
“ciencia” (con minúsculas) cuando habla de la psicología
y de su manera de trabajar. Conserva cierto porcentaje de humildad en
su ejercicio profesional y hace gala de ella porque sabe algunas
cosas de constructivismo (que no necesariamente tiene que aceptar) y
de investigación cualitativa, por ejemplo. Además, ha visto a
muchos psicólogos de otras marcas que han sufrido severas lesiones
bucales al llenárseles la boca hablando (en mayúsculas) de CIENCIA,
OBJETIVIDAD, RIGUROSIDAD y términos similares, lo cual le ha hecho
temer los efectos perjudiciales que suele producir la rigidez
característica de los psicólogos no-ACME. Por lo tanto, es científico, relativamente objetivo y riguroso, pero sin atragantarse.
9.- No existen congresos ni
jornadas sobre Psicología ACME. Si por algún tipo de imperativo
ineludible no quedara más remedio que organizar un evento similar,
sería requisito imprescindible que al menos el 50% de los ponentes
fueran personajes de los Looney Tunes.
10.- El Psicólogo ACME no debe
seguir decálogo alguno para denominarse así, mucho menos el
presente. Es más, si hace un decálogo, lo hará mal, de manera que
haya más de 10 puntos en la lista solo por fastidiar.
11. La Psicóloga ACME tiene
una enorme capacidad para reírse de si misma. La principal prueba de
ello es que es capaz de autodenominarse Psicóloga ACME.
12.- El Psicólogo ACME,
siguiendo el espíritu de los puntos 1, 2 y 11 mantiene su identidad
en secreto. Solo revelerá su pertenencia a la escuela a otros
miembros de la misma. Para poder facilitar el mutuo reconocimiento se
utilizará un saludo secreto, que consistirá en imitar el sonido
emblemático del Correcaminos. Si, ese mismo.
13. La Psicóloga ACME no es
supersticiosa.
14. El Psicólogo ACME piensa
más en términos de principios terapéuticos que de técnicas. Sabe
que las técnicas tienen su valor y no les concede más del que les
corresponde. Porque también tiene claro cuáles son los factores que
más cuentan a la hora de ayudar a las personas. Y no, no son las
marcas.
15. La Psicóloga ACME continúa
toda la vida formándose y desarrollando sus habilidades y
competencias profesionales. Nunca llega un punto en el que considera
que ya lo sabe todo. Por eso motivo, mira con cierta sensación de
confusión a aquellos que creen que con el certificado de su marca
favorita colgado en el despacho y cuatro libros de técnicas bajo el
brazo ya están en disposición de considerarse supershrinks.
16. El Psicólogo ACME no le
echa la culpa al paciente/cliente/consultante/usuario cuando la
fabulosa técnica-basada-en-la-evidencia que le acaba de “enseñar”
no ha servido para nada (o no ha llegado a ser puesta en práctica).
Adopta una posición humilde y colaboradora y trabaja para encontrar
posibles soluciones y alternativas.
17. La Psicología ACME no
tiene lema ni mantras que hacer repetir a sus alumnos. Pero si
tuviera alguno, sería la siguiente frase de Thomas Szasz: “(Los
terapeutas) quieren lo que los padres quieren. Quieren reproducirse a
sí mismos. Porque en cuanto un terapeuta comienza a ser
medianamente bueno, lo primero que hace es fundar una escuela y
hacerla suya”.
18. Los Psicólogos ACME no
tienen ningún gurú al que adorar, ningún autor de referencia al
que citar o del que coger frases pseudo-profundas para ponerlas en su
muro de Facebook o twittearlas. Como mucho, pueden recurrir al
Coyote.
19. El Psicólogo ACME es como
el Tao: en el momento que se llama a sí mismo Psicólogo ACME deja
de serlo.
20. El Psicólogo ACME puede
utilizar su blog para bromear un poco, si así le apetece.
Hola.
ResponderEliminarMe ha gustado el artículo ��
Un saludo.
😊
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