miércoles, 31 de enero de 2018

Avances en el tratamiento psicológico de los trastornos psicóticos

No es infrecuente escuchar decir que los trastornos mentales graves son “cosa del psiquiatra” y no del psicólogo clínico, o que la psicoterapia y las intervenciones psicológicas no son eficaces y la única vía de tratamiento posible es la medicación. No es tan preocupante que este tipo de afirmaciones sean realizadas por personas legas en la materia (no tienen por qué estar al tanto de este tipo de cuestiones específicas) como que el mismo discurso sea pronunciado por profesionales de la salud mental. Lo cierto es que este tipo de aseveraciones son mitos o directamente falsedades. Múltiples investigaciones llevadas a cabo con el mayor rigor han demostrado repetidas veces que los tratamientos psicológicos logran resultados positivos y ayudan a personas diagnosticadas de trastornos mentales severos (por ejemplo, la esquizofrenia o trastornos de personalidad graves). Basta echar un vistazo al listado de la Asociación Americana de Psicología para comprobar que existe un amplio abanico de terapias validadas, como la Terapia Cognitivo-Conductual, el Entrenamiento en Habilidades Sociales o algunas intervenciones familiares, entre otras, sumando un total de 7 tratamientos que cuentan con un fuerte apoyo empírico y otros 3 con apoyo “modesto”.

Recientemente se han publicado, en revistas prestigiosas, dos artículos que dan prueba de que el papel de la psicología clínica en los trastornos psicóticos es importante y que incluso puede dar mejores resultados que el mero uso de fármacos. Se trata en ambos casos de trabajos de investigación, realizados bajo un riguroso control experimental, sin el cual no habrían sido aceptados para su publicación en estas revistas. Veamos un resumen de lo que nos ofrecen estos escritos.

The Effects of Metacognition-Oriented Social Skills Training on Psychosocial Outcome in Schizophrenia-Spectrum Disorders: ARandomized Controlled Trial (“Efectos del Entrenamiento en Habilidades Sociales Orientado a la Metacognición sobre los Resultados Psicosociales en Trastornos del Espectro de la Esquizofrenia: un ensayo controlado aleatorizado”), artículo publicado en Diciembre de 2017 en la revista Schizophrenia Bulletin y realizado por un grupo de autores españoles liderados por Félix Inchausti, psicólogo clínico del Servicio Navarro de Salud. Se trata de una investigación en la que se comparó el efecto de dos tipos de intervención; por un lado, el Entrenamiento en Habilidades Sociales (EHS, en adelante), un tipo de terapia que goza de validez empírica en el tratamiento de la esquizofrenia; por el otro, un entrenamiento en habilidades sociales orientado a la metacognición (MOSST, de las siglas en inglés). En palabras de los autores, le metacognición “se refiere al rango de actividades mentales que permiten que la gente sea consciente de y reflexione sobre sus propios pensamientos, sentimientos e intenciones, así como sobre los de las otras personas, y en último lugar formulen conexiones entre esos eventos dentro de representaciones más amplias y complejas de ellos mismos y de los demás”. Existen bastantes evidencias para pensar que, precisamente, las personas que sufren un trastorno del espectro de la esquizofrenia tienen déficit en algunas de las facetas que se incluyen dentro del concepto de metacognición.

En dos hospitales de Navarra se llevaron a cabo los dos grupos a comparar, el de EHS formado en total por 33 pacientes y el de MOSST por 36, todos ellos con alguno de los siguientes diagnósticos: esquizofrenia, trastorno esquizoafectivo o trastorno delirante. Se contó con la colaboración de 6 terapeutas, todos ellos con más de 4 años de experiencia en terapia de grupo. Los que trabajaron con el modelo MOSST recibieron formación específica en el protocolo de tratamiento, que consistió en 16 sesiones semanales, en formato grupal (con 8-12 miembros cada uno), de 90 minutos de duración, en las que se trabajaron habilidades conversacionales, asertividad y gestión de conflictos.

Los resultados obtenidos fueron satisfactorios. Los pacientes valoraron el programa MOSST como “útil, generalizable al mundo real, recomendable para otras personas y disfrutable. Los pacientes también valoraron positivamente el enfoque metacognitivo de MOSST y, comparado con el grupo de EHS, los participantes que recibieron el MOSST subjetivamente juzgaron las sesiones como más útiles para su funcionamiento social diario”. Los pacientes de este estudio mostraron mejoras significativas en su funcionamiento psicosocial (que era el objetivo principal de las intervenciones, no los síntomas psicóticos en si), observándose una mejora en la capacidad de auto-reflexión y en la habilidad para comprender la mente de los demás en el caso del grupo MOSST.

AVATAR therapy for auditory verbal hallucinations in people with psychosis:a single-blind, randomised controlled trial (“Terapia AVATAR para alucinaciones verbales auditivas en personas con psicosis: un ensayo controlado aleatorizado con ciego-simple”), publicado online el pasado Noviembre en Lancet Psychiatry, escrito por Tom Craig y colaboradores. Aquí tenemos otra investigación que va dirigida directamente a síntomas psicóticos: las alucinaciones auditivas. Éstas afectan al 60-70% de pacientes diagnosticados de esquizofrenia y aunque la medicación es bastante eficaz, en alrededor del 25% de casos las alucinaciones persisten a pesar del consumo de fármacos. La muestra de la investigación estuvo formada por personas que forman parte de ese porcentaje. Es decir, estaban tomando medicación antipsicótica pero seguían oyendo voces.

La terapia AVATAR, creada por Julian Leff, utiliza las nuevas tecnologías como parte fundamental del tratamiento. Como si se tratara de una especie de videojuego, los pacientes comenzaron creando una representación computerizada de la entidad que asociaban al origen de las voces. Durante las sesiones, terapeuta y paciente se encontraban en habitaciones diferentes, frente a sendas pantallas de ordenador. El paciente veía el avatar que había representado, mientras que el terapeuta lo observaba a través de una cámara y asumía el control de la voz del avatar, de manera que se establecía una conversación entre éste y el paciente. El diálogo era dirigido por el terapeuta de forma que pudiera resultar terapéutico, facilitando una mayor sensación de poder por parte de la persona frente al avatar. Esto ocupaba unos 15 minutos de cada una de las 6 sesiones semanales, de 50 minutos de duración total, que conformaban el tratamiento. Quizás alguno este pensando en estos momentos en la serie Black Mirror... Solo que en este caso no hubo finales dramáticos, ni terror. De hecho, no se observó ningún afecto adverso en los participantes.

Los pacientes, de entre 18 y 65 años de edad, tenían diagnósticos del espectro de la esquizofrenia o de trastorno afectivo con síntomas psicóticos. Fueron divididos en dos grupos: unos participaron en la terapia AVATAR y los otros recibieron terapia de apoyo.

En este caso también se obtuvieron resultados favorables. La severidad de las alucinaciones se redujo de forma rápida y consistente. La mejoría fue mayor en la condición AVATAR, pero también se observó en aquellos pacientes que recibieron terapia de apoyo. Es interesante la aclaración que hacen a este respecto los autores, cuando señalan cómo se llevó a cabo dicha intervención; no se trató de un simple tratamiento de “seguimiento”, si no que los terapeutas recibían supervisión y en las sesiones se trataban aspectos importantes de la vida de los pacientes, incluyendo conversaciones sobre traumas pasados y la identificación de recursos y cualidades personales.



Algo que me gusta de estos dos trabajos es que en ambos se le da a los pacientes un papel protagonista en su recuperación. En el caso del MOSST, no se trató únicamente de decirles o enseñarles cómo manejarse en diferentes circunstancias sociales, si no que había una parte importante dirigida a potenciar su propia reflexión acerca de estados mentales propios y ajenos. En la terapia AVATAR, se promocionó que el paciente adquiriera seguridad y fortaleza frente a las voces que oía, empoderarlo (dicho en la palabra de moda de la última década) ante sus dificultades, sin tratar de disuadirle o de hacerle “razonar” lo lógico de su experiencia personal.

Es agradable encontrarse trabajos como estos. Conviene recordarlo: son estudios realizados de forma científica, publicados en revistas internacionales de prestigio (que no aceptan un trabajo que no reúna ciertas condiciones que aseguren su calidad), centrado en problemas graves de salud mental y basado en intervenciones psicológicas, no farmacológicas. La terapia AVATAR consiguió lo que no habían logrado los fármacos, reducir la severidad de las alucinaciones (de hecho, estas desaparecieron por completo en 14 casos, entre los del grupo de apoyo y los del grupo AVATAR). 

En definitiva, dos pruebas más de que la psicología clínica es eficaz también en casos severos.

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