Hoy
estoy contento de poder hablar de la publicación de un nuevo artículo en
el que he participado. Se trata de parte de la tesis de Javier
Fernández, psicólogo clínico del Servicio de Salud del Principado
de Asturias, con quien roté durante mi primer año de residencia.
Mientras yo iba aterrizando en esto del PIR, Javier me dio la
oportunidad de participar en su investigación, centrada en la
relación entre apego y psicopatología. Durante la residencia uno
dice que si a todo lo que le propongan, especialmente cuando eres R1.
Así que acepté y empecé a pasarle los cuestionarios a
prácticamente todas las personas que atendía por mi cuenta en el
Centro de Salud Mental. Me acuerdo perfectamente que el taco de
cuestionarios que la gente tenía que cubrir era de un tamaño
considerable y que me sorprendía la buena disposición de los
pacientes a participar en una investigación de forma voluntaria, que
les quitaba parte de su tiempo y que no les reportaba más beneficio
que el hecho de saber que los resultados del estudio podrían ser
aplicados en el futuro para mejorar la atención psicológica proporcionada. Desde
aquí, si alguno de los que participasteis leéis esto, os digo:
muchísimas gracias por vuestra paciencia y esfuerzo.
Este
trabajo me recuerda a aquella época, a cómo participar en el
estudio sembró en mi la curiosidad por la investigación. Aprendí
muchas cosas, implícita y explícitamente. No he vuelto a tener una
etapa tan activa en este ámbito como durante esos meses: a la
mencionada tesis de mi tutor se juntaron la investigación sobre el
análisis de la demanda, de la que salieron un par de artículos, y
una pequeña colaboración a la hora de recopilar datos del programa
de intervención temprana en psicosis. Supongo que aquello es a lo
que hoy llaman “aprender haciendo”.
El
artículo resultante del estudio sobre el apego se titula “Contextual
determinants of psychopathology. The singularity of attachment as a
predictor of mental dysfunction” (“Determinantes contextuales
de la psicopatología. La singularidad del apego como predictor de la
disfunción mental”), y saldrá en Marzo en la revista Psychiatry Research, que tiene un factor de
impacto alto (aunque ya he comentado en otra entrada que esto del factor de impacto tiene sus luces y sombras). De momento, se puede
acceder de forma gratuita a través del siguiente enlace: https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0165178117302251
El
objetivo del trabajo es comprobar en qué medida las relaciones de
apego influyen en la psicopatología. Para ello, se tomaron medidas
de psicopatología general, estilos de apego, estrategias de
afrontamiento del estrés o apoyo social, entre otras.
Investigaciones previas han
puesto de manifiesto que el apego se relaciona de alguna manera con
el desarrollo de trastornos mentales, al menos adoptando el papel de
factor de vulnerabilidad.
La
muestra estaba formada por 172 personas, atendidas en los servicios
públicos de salud mental entre el año 2011 y el año 2013. Este
tipo de población proporciona una buena validez ecológica (es
decir, permite que los resultados puedan generalizarse más
fácilmente al resto de personas). Quiero resaltar aquí lo
importante que es que se pueda hacer investigación en la sanidad
pública. Porque si, se hace y, en muchas ocasiones, es de una alta
calidad.
Algunos
resultados interesantes mostrados en el artículo son los siguientes:
-
El apoyo social correlaciona negativamente con el grado de psicopatología; es decir, a mayor apoyo social, mejor salud mental, especialmente en el apoyo relacionado con la familia. Una vez más, el grupo familiar adquiere gran importancia en psicología clínica.
-
Variables que correlacionan con la gravedad de los síntomas: miedo a ser rechazado y abandonado en las relaciones íntimas, escaso uso de estrategias de reestructuración cognitiva, aislamiento social frente a las dificultades, el nivel de estrés percibido durante los últimos meses.
-
Se pueden extraer una serie de recomendaciones para el trabajo terapéutico, como la exploración de las relaciones con personas significativas de los pacientes y el uso del apoyo social como herramienta del proceso clínico.
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