En
la era de la comunicación, la psicología clínica no podía
quedarse al margen del rápido avance de las nuevas tecnologías.
Este interés no es algo nuevo, desde hace décadas la informática
se ha venido aplicando a la psicología de diversas maneras: pruebas
dirigidas por ordenador, programas para corregir tests, historias
clínicas electrónicas, comunicación por e-mail, mensajería
instantánea, etc.
Hoy en día, ordenadores,
tablets y smartphones están presentes en un alto porcentaje de
hogares españoles, así como conexiones a internet de alta
velocidad. Esto, unido a que actualmente las personas viajamos más o
cambiamos con mayor frecuencia nuestra ciudad de residencia, ha
propiciado el desarrollo de la psicoterapia a través de internet,
principalmente mediante videoconferencia. Hoy vamos a ver qué
sabemos hasta el momento de este método de terapia. ¿Es eficaz?
¿Tiene los mismos resultados que la terapia en persona? ¿Es un
método seguro?
Funcionamiento
y posibilidades de la “ciberterapia”.
Para tener una consulta online
con un profesional solo hacen falta tres cosas: conexión a internet,
un dispositivo para comunicarse que tenga cámara y micrófono
(ordenador, tablet, teléfono móvil) y una aplicación destinada a
tal fin. Siguiendo las instrucciones específicas de cada programa
terminaremos conectado con otra persona a la que podremos ver a
través de su cámara, así como escucharla y hablar con ella en
tiempo real. Así de sencillo. Existen varias aplicaciones que
cumplen esta función, entre ellas quizás la más conocida sea
Skype, aunque, como veremos después, no es la más recomendable para
hacer terapia online debido a ciertos problemas de seguridad y
confidencialidad.
Esta modalidad de atención
psicológica tiene una serie de ventajas. Por ejemplo, la
comodidad de poder hacer la consulta desde tu propia casa o el
lugar que tu decidas. Esto también implica, en algunos casos, una
disminución de los costes que en ocasiones puede suponer
desplazarse hasta el despacho de la psicóloga clínica. Además,
redunda en el sentimiento de privacidad de cualquier persona y
ayuda a superar los temores a la estigmatización por ir a una
consulta de salud mental. También existen algunas desventajas, como
posibles problemas con el equipo informático o la conexión a
internet que interrumpan la comunicación y la falta de protocolos de
actuación en caso de urgencia, entre otras.
La terapia psicológica online
puede integrarse y combinarse perfectamente con la consulta en
persona. Es un buen método para hacer seguimientos o para aquellas
circunstancias en las que el paciente no puede desplazarse
temporalmente a la consulta del terapeuta (en caso de viaje o de
incapacidad física transitoria, por ejemplo).
Eficacia
del tratamiento por internet.
He
de admitir que hasta hace poco tenía mis reservas con respecto a la
utilidad de este tipo de asistencia. En un curso
del Consejo General de la Psicología de España sobre
ciberterapias descubrí que no era el único. De hecho, existe más
rechazo hacia el uso de las nuevas tecnologías por parte de los
psicólogos que por los consultantes. Sin embargo, los datos
obtenidos en diferentes estudios nos invitan a acercarnos con mayor
confianza a la terapia online.
Algunos de los estudios
realizados han observado que la psicoterapia a través de
videoconferencia es prácticamente igual de eficaz que la
psicoterapia cara a cara, aunque algunos autores desaconsejan
su uso en cierto tipo de problemas (trastornos de alimentación,
relaciones violentas, abuso sexual o riesgo suicida, entre otros).
Es interesante señalar que el tener mayor o menor experiencia
previa con el uso del ordenador no afecta a los resultados, los
cuales si que se ven incrementados cuando el equipo es mejor y el
ancho de banda mayor. La evaluación de la relación terapéutica que
hacen los clientes también es similar a la que hacen en las
consultas presenciales.
Cuestiones
éticas y de seguridad.
La legislación aplicable a la
terapia online es la misma que la que tenemos para la terapia cara a
cara. Por ello debemos tener muy en cuanto temas como los de la
confidencialidad, la privacidad y el manejo de la información.
Como
mencioné más arriba, un programa muy utilizado para comunicarse a
través de internet es Skype,
desarrollado por Microsoft. Este programa ha
recibido muchas críticas en cuanto a cuestiones de privacidad.
Las condiciones de uso que aceptamos para poder utilizarlo indican
que damos permiso a Microsoft para usar los datos de nuestras
llamadas. Es decir, consentimos el uso por parte de terceros (la
información está disponible para otros, además de para el de
terapeuta y la usuaria). Esto, sin duda, puede suponer un verdadero
problema para la seguridad de la información del paciente.
Recomiendo ver el siguiente video de Javier Rodríguez Escobar, en el
que se explica algo más de este problema:
Si
usamos Skype como profesionales sanitarios estamos obligados a
informar de esta circunstancia a las personas que atendemos y a
obtener su consentimiento.
Afortunadamente
disponemos de alternativas a Skype que son más seguras, aunque menos
conocidas. Algunas como WebEx
y GoToMeeting
son de pago. Yo recomiendo y uso Jitsi,
un programa
que cifra las comunicaciones de tal que manera que su contenido es
inaccesible para terceros.
Tiene la ventaja de que es compatible con diferentes sistemas
operativos (Windows, MAC y Linux) y que también puede usarse sin
necesidad de descargar la aplicación, simplemente abriendo un
navegador y entrando en Jitsi
Meet.
Conclusiones.
Los datos obtenidos por medio
de diferentes investigaciones indican que la terapia online es eficaz
y existe un acuerdo generalizado en que se puede utilizar como apoyo
y complemento a la terapia tradicional.
La experiencia con la
informática o lo “extraño” de la situación no afecta al buen
resultado del proceso terapéutico y los usuarios se adaptan
rápidamente a su funcionamiento.
Conviene tener muy presente las
cuestiones de seguridad y privacidad. Y esto no solo a la hora de
elegir el programa para realizar la videoconferencia, si no también
en cuanto a que el dispositivo que usen ambas partes (terapeuta y
consultante) esté bien protegido (antivirus y cortafuegos
actualizados y activados durante la llamada, como mínimo) frente a
amenazas informáticas.
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