Desde que la psicoterapia
surgiera formalmente en las primeras décadas del siglo XX, se han
venido desarrollando una amplia variedad de enfoques teóricos, hasta
el extremo de que hoy en día existen, literalmente, cientos de
psicoterapias diferentes. Ya en 1987 Sol Garfield dijo lo siguiente:
“Me inclino a predecir que en algún momento del próximo siglo
habrá un tipo de psicoterapia para cada adulto en Occidente”.
Los diferentes tipos de
psicoterapias se caracterizan por aportar sus propias teorías sobre
el origen de los trastornos mentales, su significado y la manera de
tratarlos. En ocasiones utilizan técnicas diferentes y
modificaciones en el encuadre: la duración de las sesiones, la
frecuencia de las entrevistas, número de participantes, forma de
relacionarse con los consultantes, duración de la terapia...
Describir todas las terapias
existentes sería una labor casi imposible y que excede con mucho el
objetivo de este blog. Me limitaré a recurrir a una clásico
distinción entre diferentes grupos de psicoterapias, recomendando al
lector interesado en conocer algo más del tema el libro de José
Luis Martorell, “Psicoterapias: escuelas y conceptos básicos”,
publicado en la editorial Pirámide y el de Guillem Feixas,
“Aproximaciones a la psicoterapia: una introducción a los
tratamientos psicológicos”, publicado por Paidós.
Modelos
psicodinámicos
Freud
y el psicoanálisis son bastante conocidos a nivel popular.
Probablemente podríamos afirmar que con el psicoanálisis surge la
psicoterapia actual. En líneas generales, los autores afines a esta
corriente afirman que en la mente de todo ser humano existe una parte
consciente, otra preconsciente y otra inconsciente, además
de diversas estructuras denominadas Ello, Yo y Superyo.
Los síntomas psicológicos
aparecen cuando hay un conflicto entre estas estructuras, como una
forma de proteger al organismo frente a la ansiedad que causan
ciertos deseos. El objetivo es que el terapeuta ayuda al paciente a
hacer consciente lo inconsciente, habitualmente mediante
intervenciones como la interpretación. Se trata tradicionalmente de
tratamientos de larga duración (años), con sesiones muy frecuentes,
en los que el psicoanalistas adopta cierta distancia frente a su
cliente. Autores posteriores a Freud, como Jung, Adler o Winnicot,
fueron modificando el enfoque inicial y añadiendo algunas
modificaciones en su método.
En
la actualidad algunas personas tienden a menospreciar este modelo,
por considerarlo completamente acientífico. Sin embargo, los
desarrollos actuales del psicoanálisis, los modelos psicodinámicas,
han evolucionado mucho y adoptado características mucho más
actuales y eficaces en el tratamiento de diversos trastornos,
demostrando en varios casos su efectividad.
Modelos
humanistas-existenciales
Aquí englobamos un amplio
abanico de psicoterapias, como la humanista, la gestalt o la
logoterapia. Son modelos que no se centran tanto en los síntomas
como en la búsqueda personal de autorrealización. El ser humano se
conceptualiza globalmente, fijándose en las potencialidades de cada
uno, reforzando su autonomía y la búsqueda de sentido. El estilo
del terapeuta suele ser poco directivo y se focaliza sobre todo en el
encuentro personal con el cliente, en el momento presente, dejando
las técnicas a un lado y buscando crear un clima caracterizado por
la comprensión empática del que acude a consulta, su aceptación
incondicional y el respeto. Aquí incluimos a autores como Carl
Rogers (psicoterapia centrada en la persona), Fritz Perls (gestalt) o
Viktor Frankl (logoterapia).
Modelos
sistémicos
En ocasiones tendemos a
confundir la orientación sistémica con la terapia familia, pero no
tienen porque ser necesariamente la misma cosa. Hay terapias
familiares que se basan en otros modelos, así como la terapia
sistémica tienen en cuenta a otros sistemas, no exclusivamente a la
familia. Los modelos sistémicas se basan en que las personas nos
organizamos en sistemas, siendo uno de los más importantes la
familia. Entienden que un sistema está formado por diversos
elementos (los individuos), que se influyen mutuamente. Los síntomas
o problemas mentales se interpretan como una forma que tiene un
determinado sistema de intentar adaptarse a un cambio, pero una forma
que no está resultando eficaz y que contribuye, sin quererlo, a
mantener el problema. Por ejemplo, un niños de 8 años que empieza a
comportarse muy mal cuando surgen conflictos serios entre sus padres.
¡Ojo! La terapia sistémica no culpa a la familia. Al
contrario, se preocupa por ayudar a todos los familiares implicados a
encontrar una manera más sana para todos de afrontar las
dificultades que puedan tener uno o varios miembros del sistema.
Dentro de este modelo también
existen diferentes escuelas, con sus propias particularidades: la
escuela de Milán, el MRI, la psicoterapia centrada en soluciones...
Modelos
conductuales
Se caracterizan porque entender
que tanto la conducta normal como la “anormal” (los síntomas o
trastornos) se adquieren de la misma manera: por aprendizaje. Siguen
los principios del condicionamiento: refuerzo positivo, refuerzo
negativo, castigo, evitación... Por lo tanto, consideran que la
manera de solucionar el sufrimiento humano es cambiando las
condiciones de contingencia de la conducta problema, ayudar a que la
persona adquiera el reforzamiento de las conductas adecuadas. Los
terapeutas de conducta dan más importancia a seguir una serie de
técnicas más o menos estructuradas que a la relación terapéutica
en si misma y, en general, son más directivos que los de otros
enfoques. Sus procedimientos suelen estar bien definidos y
manualizados.
Modelos
cognitivos
Los modelos cognitivos sitúan
el origen de los problemas de salud mental en la manera en que las
personas procesamos la información. Es decir, cuando distorsionamos
de alguna manera la información que recibimos de nuestro entorno,
cuando estamos siendo “irracionales” o poco “lógicos” en
nuestra forma de pensar. Creen que esta es la causa del sufrimiento,
de manera que los procedimientos buscando enseñar a modificar
nuestra forma de pensar. Forman parte de este enfoque autores muy
conocidos en psicología como son Beck y Ellis, entre otros.
Modelos
cognitivo-conductuales
Como el nombre indica, estos
modelos surgen de la combinación de los enfoques cognitivo y
conductuales. Se tienen en cuenta los principios de aprendizaje y
condicionamiento, incluyendo los procesos mentales no observables
como otro tipo de conductas que pueden ser aprendidas y modificadas.
En los últimos años han
tenido un enorme desarrollo las conocidas como “Terapias de Tercera
Generación” (la primera generación sería la terapia de conducta
y la segunda la inclusión de los enfoques cognitivos), entre las que
cabe destacar las terapias basadas en mindfulness, la terapia de
aceptación y compromiso o la terapia dialéctico-conductual para el
tratamiento del trastorno límite de personalidad. Son terapias
centradas en la persona, no tanto en el diagnóstico, orientadas al
momento presente y al cese de la lucha contra los síntomas (que
muchas veces es lo que mantiene el problema).
Comparando
las psicoterapias con los fabricantes de smartphones
Cuando
se estudia la eficacia de la terapia psicológica el resultado que
con más frecuencia se encuentra es que funciona. Y generalmente se
encuentra que esto es cierto independientemente del enfoque teórico
en que se base el tratamiento (me refiero en este caso a modelos de
suficientemente avalados y con décadas de desarrollo a
sus espaldas, como el
cognitivo-conductual,
el sistémico,
el humanista
y el psicodinámico,
por ejemplo).
A pesar de ello, desde
algunas instancias se insiste en que el tratamiento
cognitivo-conductual es el más eficaz, pero esto no es
necesariamente cierto. Una
terapeuta sistémica o humanista puede alcanzar resultados tan buenos
como otra que se base en un modelo teórico diferente. La
psicoterapia es algo más complejo que centrarse únicamente en el
nombre del modelo. A veces uno se puede sentir como si fuera una
competición de marcas, como cuando Samsung y Apple discuten quienes
fabrican los mejores teléfonos. La cuestión es que si el teléfono
se hace con buenos materiales (formación, características de la
terapeuta), es seguro (ética profesional, transmisión de confianza
y calidez personal) y práctico (relación de colaboración, centrada
en los objetivos del cliente) podemos decir que funciona, que nos
deja comunicarnos, independientemente de la marca que lleve impresa.
Ejemplificando
a través de Gloria.
Para terminar pongo el enlace a
unos vídeos en los que se puede ver trabajando a grandes
psicoterapeutas desde diferentes enfoques: Rogers, Perls y Ellis.
Corresponden a un documental grabado en 1965 y titulado “Tres
enfoques de psicoterapia” en el que Gloria, una consultante real,
se ofrece a ser grabada siendo atendida por los tres profesionales
mencionados.
Pero ¿existe el preconsciente realmente? Uno se pierde entre tanta terminología cambiante.
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