lunes, 13 de marzo de 2017

Psicólogos Clínicos en Atención Primaria: revisión de la cuestión y desembarco en Asturias

El desembarco de la Psicología Clínica en los servicios de Atención Primaria de Asturias ha comenzado. Ya hablé en su momento del creciente interés que sobre este tema se estaba produciendo en todo el territorio estatal. Aquí, en el norte, después de una serie de idas y venidas, por fin vamos a comenzar una experiencia con psicólogos clínicos en los centros de salud. Ya se ha contratado a una persona en Gijón y está pediente la incoporación de otro profesional en Oviedo. Ambos desempeñarán sus funciones en Atención Primaria, por lo menos, hasta el 31 de Diciembre de este año.

Este hecho ha coincidido en el tiempo con la presentación de los resultados del Proyecto PsicAP, del que mucho se viene hablando en el ámbito de la psicología clínica, y del que explico algunas cosas en el artículo que presento a continuación, un trabajo en el que resumo algunos datos importantes sobre el tema que nos ocupa. Fue escrito antes de la publicación de los resultados del PsicAP, por lo que no se hace referencia a estos. Se hace mención específica en algunos momentos a la situación en Asturias, debido a la finalidad con la que fue redactado el trabajo.




Introducción

Los problemas relacionados con la salud mental afectan a un alto porcentaje de la población y constituyen uno de los ámbitos sanitarios que mayor número de recursos consume, ya sea tanto por el gasto en psicofármacos (especialmente ansiolíticos y antidepresivos), como por el elevado número de consultas que generan a lo largo del tiempo, tanto en Atención Primaria (AP, en adelante) como en Atención Especializada, entre otros factores. Producen un impacto negativo en la calidad de vida de las personas que los padecen, así como un alto índice de discapacidad (especialmente en el caso de los trastornos mentales graves). No en vano, el Gobierno del Principado de Asturias considera la salud mental como una de sus prioridades de acción, tal y como se refleja en el Plan de Salud Mental 2015-2020 del Servicio de Salud del Principado de Asturias (SESPA)1. Del mismo modo la consideran la Consejería de Sanidad, el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad y la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El elevado porcentaje de los denominados trastornos mentales comunes afecta directamente a la carga asistencial de los Centros de Salud (CS) de AP y a los Centros de Salud Mental. En el caso de la depresión, por ejemplo, los estudios que en nuestro país han analizado su prevalencia en AP muestran resultados que oscilan entre el 9,6% y el 20,2%. Este diagnóstico parece correlacionar con una mayor pérdida de productividad en el trabajo y con un uso de los recursos sanitarios mayor que el observado en la población sin este tipo de problemas. Las relaciones sociales, las actividades cotidianas y las relaciones íntimas son aspectos que también se suelen ver alterados y que pueden interaccionar con los efectos anteriormente mencionados. Las estimaciones de la OMS señalan la posibilidad de que en el año 2030 la depresión sea una de las principales causas de discapacidad en todo el mundo. El gasto anual que supone en nuestro país es elevado. Parte de este gasto se debe a que el tratamiento de la depresión en AP se está basando, en nuestros servicios de salud y en la gran mayoría de los casos, en una intervención casi exclusivamente farmacológica. Alrededor el 5% de todo el gasto farmacéutico del estado español se debe al consumo de antidepresivos. Se ha encontrado un mayor uso de los recursos sanitarios de AP en casos de depresión de mayor gravedad y asociación con peor calidad de vida2. También se ha señalado que los usuarios que padecen depresión realizan un número mayor de visitas a AP3
 
El Plan de Salud Mental 2015-2020 del SESPA señala como uno de sus objetivos la promoción de las intervenciones psicoterapéuticas, cuya presencia está relegada a un segundo plano, frente al protagonismo que ha adquirido el tratamiento mediante psicofármacos. Esta prevalencia de la terapia farmacológica frente a la de los tratamientos psicólogos no parece justificada, a tenor de las recomendaciones de las guías clínicas (internacionales, nacionales y regionales) en las que se indica que la psicoterapia es el tratamiento de elección para trastornos mentales comunes como la ansiedad o la depresión, entre otros.

En el mencionado plan se indica que la AP es la parte del Sistema Sanitario que atiende una mayor proporción de problemas de Salud Mental, incluyendo muchos de los trastornos mentales comunes o prevalentes, colabora con los servicios de Salud Mental en el seguimiento de la mayoría de los casos graves y atiende también a un grupo de pacientes que no acceden a los SSM [Servicios de Salud Mental] por diversas razones, entre otras por temor al estigma que supone”. Los CS son, de hecho, los lugares desde donde se derivan la mayoría de los casos que requieren atención especializada en Salud Mental.

Con la Ley General de Sanidad de 19864, la atención a la salud mental se integra de forma normalizada en el Sistema Nacional de Salud (SNS), a través de los correspondientes servicios de salud de cada Comunidad Autónoma. En dicha ley se hace hincapié en la necesidad de que esta atención se produzca de forma coordinada entre AP y Atención Especializada. Así mismo, se incide en que la atención debe ser integral e incluir el trabajo de equipos multiprofesionales, donde cada especialista aporte sus conocimientos para la mejora de la salud, y que además esto se lleve a cabo en un contexto comunitario. En este sentido, el CS es la unidad asistencial principal de encuentro entre profesionales y usuarios.

La cartera de servicios comunes para el SNS en AP5 incluye las siguientes acciones, a realizar todas ellas en coordinación con Salud Mental:

  • Promoción, prevención, consejo y apoyo para el mantenimiento de la salud mental en las diferentes etapas del ciclo vital de cada individuo.
  • Detección, diagnóstico y tratamiento de los trastornos adaptativos, de ansiedad y depresivos, mientras no quede superada su capacidad de resolución (en cuyo caso se haría la correspondiente derivación a Atención Especializada).
  • Detección de trastornos del comportamiento, conductas adictivas y otro tipo de trastornos y derivación a Salud Mental.
  • Detección de trastornos de la infancia y la adolescencia y derivación a Salud Mental.
  • Seguimiento de aquellas personas diagnosticadas de trastorno mental grave.

Según Cano Vindel6, los hallazgos reflejados en la literatura científica muestran, con respecto a los trastornos mentales presentes en AP, que:

  • Está mal detectados.
  • Aproximadamente dos tercios de los pacientes sigue un tratamiento no adecuado.
  • Las personas con este tipo de problemas realizan muchas más consultas que aquellos no aquejados de ansiedad o depresión.
  • Existe una baja adherencia al tratamiento.
  • Suponen mayor carga asistencial y mayor gasto que otro tipo de patologías.
  • Se observa una tendencia a la cronicidad, aún cuando existen tratamientos eficaces.


Psicoterapia en Atención Primaria: estudios y evidencia.

En el año 2012, la Asociación de Psicología Americana (APA) publicó una resolución en la que se mostraba que la psicoterapia es un método de probada eficacia científica para el tratamiento de los trastornos mentales7. En dicha resolución se indican, entre otros, los siguientes puntos:

  • La psicoterapia se define como una práctica diseñada para aliviar síntomas, lograr cambios personales, reducir futuros episodios sintomáticos, mejorar la calidad de vida, promover el funcionamiento adaptativo en la escuela, el trabajo o las relaciones con otras personas, aumentar la probabilidad de hacer elecciones saludables y ofrecer otros beneficios a través de la colaboración entre psicólogo y cliente/paciente. 
     
  • En psicología, la práctica basada en la evidencia se define como la integración del mejor conocimiento científico con la experiencia clínica, teniendo en cuenta las características del paciente, su cultura y sus preferencias.

  • Se ha demostrado ampliamente que la psicoterapia tiene efectos significativos y que esta eficacia se produce a la hora de tratar diferentes condiciones diagnósticas.

  • Comparados con los de los fármacos, los efectos de la psicoterapia suelen durar más tiempo y hacen menos probable que las personas necesiten nuevos tratamientos en el futuro (adquieren habilidades o cambios de otro tipo que les sirven para afrontar nuevos episodios por su cuenta y con eficacia).

  • Diversos estudios han mostrado que varios tipos de psicoterapia son eficaces y que tanto las características del cliente como las del terapeuta afectan a los resultados del tratamiento.

  • La psicoterapia es un tipo de intervención que reduce costes sanitarios y el uso de la medicación. Se menciona también la reducción de costes que puede suponer su uso adecuado en servicios de AP.

  • Es una intervención eficaz tanto en niños, como en adolescentes, en adultos y en personas mayores. Tanto el formato individual, como el grupal y el familiar han mostrado ser eficaces.

Los estudios en los que se ha comparado la efectividad del tratamiento farmacológico con la de los tratamientos psicológicos muestran resultados similares a corto plazo, pero menor número de abandonos y de recaídas a largo plazo en el caso de los segundos8, 9. Los tratamientos psicológicos breves también parecen dar buenos resultados en atención primaria10. González, Fernández, Pérez y Amigo11 señalan que las intervenciones grupales obtienen resultados positivos tanto a corto como a largo plazo. Además, los usuarios de atención primaria muestran preferencia por los tratamientos psicológicos frente a los farmacológicos12. Como se indicó anteriormente, adaptar la terapia a las preferencias de los pacientes es un factor que influye en los resultados.

En general, las intervenciones basadas en la psicoterapia desarrolladas en AP son más breves que las que se llevan a cabo en otros niveles asistenciales. En el estudio anteriormente mencionado de Cape y colaboradores10 se llevó a cabo un meta-análisis para comprobar la eficacia de psicoterapias breves en AP para trastornos de ansiedad, depresión, y síndromes ansioso-depresivos. Los resultados de esta investigación mostraron que los tres tipos de intervenciones breves estudiadas (terapia cognitivo-conductual, counselling y terapia de solución de problemas) fueron eficaces, si bien el tamaño del efecto fue mayor para tratamientos más largos, con la excepción de la terapia cognitivo-conductual para la ansiedad, que mostró ser igual de eficaz en formato breve.

González y colaboradores11, realizaron un estudio en el que se llevaron a cabo tratamientos psicológicos en formato grupal en varios CS, encontrado que los tres tipos de intervenciones experimentales empleadas (terapia cognitivo-conductual, potenciación de recursos personales y apoyo social) fueron eficaces, efectivas y eficientes en la mayoría de las variables evaluadas, produciéndose una disminución significativa de los síntomas, un incremento en la calidad de vida y un menor número de derivaciones a Salud Mental. Los autores concluyen que “en suma, parecería justificado el uso de grupos terapéuticos en Atención Primaria para la prevención secundaria de la depresión, es decir, para prevenir en personas con síntomas moderados depresivos el agravamiento de esos síntomas, la conformación de una psicopatología del espectro depresivo o de otro tipo, el deterioro en la calidad de vida y la satisfacción percibidas y la necesidad de acudir a recursos especializados de salud mental. Y más aún si se tiene en cuenta la reducción de costes que todo ello supone. En relación a los procedimientos, parece también justificado tanto el empleo de la TCC [terapiacognitivo-conductual] como de la intervención encaminada a la potenciación de las propias competencias del sujeto”.

El tratamiento de determinados trastornos psicológicos (adaptativos, ansiedad y depresión) en AP es una de las prestaciones incluida en la cartera de servicios del SNS. Las guías clínicas de referencia (NICE, a nivel internacional; guías nacionales de práctica clínica; los PCAI, en el ámbito del Principado de Asturias) señalan que la psicoterapia es un tratamiento recomendado para abordar este tipo de problemas. Las guías clínicas para el manejo de la depresión13 y para el manejo de los trastornos de ansiedad14 recomiendan intervenciones psicológicas. En el caso de la ansiedad, por ejemplo, se aconseja el uso de terapias grupales en los CS. En el ámbito regional, el PCAI Depresión15 recomienda tratamientos psicológicos realizados en AP para aquellos casos de depresiones que sean reactivas, así como para los trastornos adaptativos. Estas intervenciones psicoterapéuticas deben ser realizadas por profesionales con la debida formación y preparación.

Todo esto justifica, por tanto, en el contexto del equipo multidisciplinar que caracteriza a los CS, la presencia de un profesional cualificado para diseñar, programar, ejecutar y evaluar intervenciones psicoterapéuticas, que es precisamente una de las funciones del Psicólogo Especialista en Psicología Clínica.


Proyectos internacionales

El proyecto IAPT (de las siglas en inglés de Mejora del Acceso a las Terapias Psicológicas) se comenzó a desarrollar en el Reino Unido en el año 2007, como una forma de dar respuesta a las recomendaciones basadas en la evidencia de la guía NICE, entre ellas seguir un modelo de atención escalonado, facilitar el acceso de la población a los tratamientos psicológicos y adaptar las intervenciones a las preferencias de los pacientes. Se trató de un enfoque de intervención psicoterapéutica dirigido al tratamiento de trastornos depresivos y trastornos de ansiedad en los servicios de AP, realizado en más de 48 CS. La terapia, de baja intensidad y de orientación cognitivo-conductual, logró efectos positivos y altas tasas de recuperación6. Los resultados se mantuvieron a largo plazo.

Del mismo modo, en Estados Unidos se desarrollo el programa CALM (de las siglas en inglés de Manejo y aprendizaje coordinados de la ansiedad), también realizado en AP, dirigido a tratar trastornos de ansiedad (fobias, pánico, estrés postraumático). Los resultados del ensayo clínico que se llevó a cabo fueron positivos.


La Psicoterapia en Atención Primaria en España: el Proyecto PsicAP.

En los últimos 2 años, los servicios de salud de diferentes Comunidades Autónomas han comenzado a incluir en sus prestaciones, planes de salud mental y líneas estratégicas la figura del Psicólogo Clínico en AP, con el fin, principalmente, de implementar la psicoterapia en este nivel asistencial.

A nivel nacional, está pendiente el debate de una Proposición No de Ley (PNL) en la que se propone un estudio de investigación basado en el proyecto PsicAP. En Cataluña ya existen Psicólogos Clínicos que dedican parte de su jornada laboral a la intervención en AP. En la Comunidad de Madrid, en Junio de 2016, se aprobó una iniciativa que incluye la incorporación de Psicólogos Clínicos en los Centros de AP. El mismo mes, en la Comunidad Valenciana se aprobó una PNL que contempla la creación del “psicólogo clínico de Atención Primaria”, nueva figura profesional del sistema sanitario valenciano. Del mismo modo, se está trabajando y debatiendo sobre la inclusión del abordaje psicoterapéutico a cargo de Psicólogos Clínicos en otras regiones como Murcia o Navarra.

El proyecto PsicAP consiste en un estudio piloto cuyo objetivo es realizar un ensayo clínico aleatorizado para comprobar la efectividad de un protocolo de intervención psicoterapéutica en AP que incluye tratamientos psicológicos basados en la evidencia para el abordaje de trastornos emocionales (depresión, ansiedad, somatizaciones). Estos tratamientos se llevan a cabo en formato grupal. Uno de los objetivos consiste en comparar los resultados de la intervención basada en la psicoterapia con los de los tratamientos farmacológicos. Recientemente se han dado a conocer algunos de los resultados obtenidos hasta el momento, entre los que se incluyen: reducción de síntomas de ansiedad, depresión y somatizaciones, menor consumo de psicofármacos o descenso del número de consultas realizadas en AP16.


Conclusiones

El objetivo general de la inclusión de la psicoterapia en los centros de AP debe ser la mejora de la calidad, eficacia y eficiencia de este servicio, a la hora de abordar los trastornos emocionales y de ansiedad. Se trata de facilitar a la población el acceso a los tratamientos psicológicos y de mejorar su salud física y mental. Se debe hacer énfasis, del mismo modo, en el enfoque comunitario y la normalización de los problemas de salud mental, contribuyendo a combatir el estigma todavía presente en este tipo de patologías. Es también un objetivo la reducción del gasto sanitario en este tipo de problemática.

Cualquier actuación a desarrollar debe, necesariamente, tener en cuenta las características particulares del CS, del equipo de profesionales que lo forman y de la población diana de las intervenciones, de manera que la integración de las prestaciones basadas en la psicoterapia pueda realizarse de la forma más sencilla y operativa posible.


Referencias

1. Plan de Salud Mental del Principado de Asturias 2015-2020. Consejería de Sanidad. Gobierno del Principado de Asturias.
2. García-Campayo, J., Ayuso-Mateos, J. L., Caballero, L., Romera, I., Aragonés, E., Rodríguez-Artalejo, F., ... & Gilaberte, I. (2008). Relationship of somatic symptoms with depression severity, quality of life, and health resources utilization in patients with major depressive disorder seeking primary health care in Spain. Prim Care Companion J Clin Psychiatry, 10(5), 355-362.
3. Aragonès, E., Piñol, J. L., Labad, A., Masdéu, R. M., Pino, M., & Cervera, J. (2004). Prevalence and determinants of depressive disorders in primary care practice in Spain. The International Journal of Psychiatry in Medicine, 34(1), 21-35.
4. Ley 14/1986, de 25 de abril, General de Sanidad. BOE de, 1986, vol. 29, no 4.
5. Real Decreto 1030/2006, de 15 de septiembre, que establece la Cartera de servicios comunes del Sistema Nacional de Salud y el procedimiento para su actualización.
6. Intervención psicológica en AP: una experiencia piloto – Entrevista a Antonio Cano Vindel (2013). Infocop. Consejo General de la Psicología de España. Recuperado de http://www.infocop.es/view_article.asp?id=4377 [consultado el 17 de Febrero de 2017].
7. American Psychological Association (2012). Resolution of Psychotherapy Effectiveness. Washington DC: APA. Recuperado de: http://www.apa.org/about/policy/resolution-psychotherapy.aspx [consultado el 17 de Febrero de 2017].
8. De Maat, S., Dekker, J., Schoevers, R., & De Jonghe, F. (2006). Relative efficacy of psychotherapy and pharmacotherapy in the treatment of depression: A metaanalysis. Psychotherapy Research, 16, 566 –578.
9. Imel, Z.E., McKay, K.M., Malterer, M.B., & Wampold, B.E. (2008). A meta-analysis of psychotherapy and medication in depression and dysthymia. Journal of Affective Disorders, 110, 197-206.
10. Cape, J., Whittington, C., Buszewicz, M., Wallace, P. & Underwood, L. (2010). Brief psychological therapies for anxiety and depression in primary care: Metaanalysis and meta- regression. BMC Medicine, 8, 38.
11. González, S., Fernández, C., Pérez, J., & Amigo, I. (2006). Prevención secundaria de la depresión en atención primaria. Psicothema, 18, 471-477.
12. van Schaik, D., Klijn, A., van Hout, H., van Marwijk, H. W., Beekman, A. T., de Haan, M., . . . van Dyck, R. (2004). Patients’ preferences in the treatment of depressive disorder in primary care. General Hospital Psychiatry, 26(3), 184–189.
13. Guía de Práctica Clínica sobre el Manejo de la Depresión en el Adulto. Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Agencia de Evaluación de Tecnologías Sanitarias de Galicia, avalia-t. Conselleria de Sanidade Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.
14. Guía de Práctica Clínica para el Manejo de Pacientes con Trastornos de Ansiedad en Atención Primaria (2008). Ministerio de Sanidad y Consumo. Madrid: Agencia Laín Entrialgo.
15. Guía de Recomendaciones Clínicas: Depresión. Dirección General de Calidad e Innovación en Servicios Sanitarios. Consejería de Salud y Servicios Sanitarios del Principado de Asturias.
16. La inclusión del psicólogo clínico en Atención Primaria, mejora la salud física y mental - Entrevista a Antonio Cano-Vindel (2016). Infocop. Consejo General de la Psicología de España. Recuperado de: http://www.infocop.es/view_article.asp?id=6384 [consultado el 17 de Febrero de 2017].

lunes, 6 de marzo de 2017

Funciones del Psicólogo Clínico (II)

Continuamos con el artículo sobre las funciones del Psicólogo Clínico. Hoy vamos a ver cuáles son estas, en qué ámbitos se desempeñan y cuál es la situación actual en la sanidad pública española.


Competencias y funciones del Psicólogo Clínico

Las competencias legales del Psicólogo Clínico se pueden agrupar en cuatro grandes áreas: clínico-asistencial, dirección, administración y gestión, docencia y, por último, investigación. Estos grupos abarcan todas las actividades que este perfil profesional desempeña en los servicios autonómicos de salud que forman parte del Sistema Nacional de Salud.

a) Competencias en el área clínico-asistencial:

  • Evaluación: incluye la capacidad técnica y profesional para valorar la existencia de factores de riesgo para la salud mental y la salud general, así como de trastornos mentales comunes y graves y otros factores relacionados con la salud y enfermedad física y mental. La evaluación no solo afecta a la primera fase del proceso asistencial, si no que está presente a lo largo de todo el episodio clínico: se evalúa el estado del paciente en todo momento, así como el efecto de las intervenciones que sobre él tienen lugar. 
     
  • Diagnóstico: el Especialista en Psicología Clínica es competente para identificar trastornos mentales y realizar el correspondiente diagnóstico, según los criterios de las clasificaciones internacionales, en cualquier momento del ciclo evolutivo del paciente. Este diagnóstico no se limita a la detección de trastornos mentales, si no que abarca también la identificación de problemas, dificultades y factores de riesgo que presentan los individuos, grupos o comunidades a nivel emocional, cognitivo, comportamental, físico y social y que no encajan dentro de las categorías diagnósticas al uso pero si afectan a la salud mental. El Psicólogo Clínico es competente para definir el nivel del gravedad y hacer previsiones sobre la evolución del cuadro.

  • Tratamiento: como profesional autónomo y facultativo especialista, está en disposición de tomar decisiones acerca del tratamiento y las intervenciones a realizar. Los medios técnicos que utiliza para tal fin consisten, principalmente, en abordajes basados en la psicoterapia y el diseño, programación e implementación de tratamientos psicológicos eficaces, que pueden ser individuales, familiares y grupales. Las técnicas de tratamiento las escoge de entre aquellas que han contrastado su validez para el problema sobre el que se va a intervenir
     
  • Intervención en crisis y urgencias: las tareas de evaluación, diagnóstico y tratamiento se pueden llevar a cabo también en el contexto de una intervención urgente o de crisis individual, familiar o comunitaria.

  • Coordinación: asesoría y tareas de interconsulta, así como formar parte de equipos integrados por otras especialidades sanitarias, junto con actividades de coordinación con otros niveles asistenciales y servicios o dispositivos.

  • Prevención y promoción de la salud: fomentar y promover los ‡hábitos de salud en la poblaci—óón general.

b) Dirección, administración y gestión:

  • Dirección, planificación, gestión y coordinación: los Psicólogos Clínicos pueden ejercer estas funciones en servicios, equipos y programas, especialmente aquellos dedicados a la salud mental. 
     
  • Organización del puesto de trabajo: organiza su actividad de tal manera que tiene en cuenta la inclusión de la misma dentro de una planificación global que incluye al resto de profesionales y recursos del servicio. 
     
  • Administración y gestión de la información: recogida, elaboración, utilización y transmisión de la información clínica, asistencial y de otro tipo, siguiendo los protocolos y normativas del servicio de salud, así como aquellos otros factores que garantizan la calidad de la asistencia.

  • Coordinación y colaboración: trabajar con otros profesionales, del mismo o diferente nivel asistencial, de forma coordinada y multidisciplinar, aportando los conocimientos propios de su especialidad, así como recibiendo las aportaciones, valoraciones y críticas de los otros miembros de los equipos.

  • Conocimiento y utilización de los recursos: conocimiento y uso óptimo de los recursos asistenciales, sanitarios y no sanitarios, de su medio, con responsabilidad y de manera que promueva y favorezca la salud de la población.

c) Docencia:

  • Participación en acciones formativas: este punto lo lleva a cabo mediante el diseño, programación, organización y coordinación de acciones dirigidas a otros profesionales sanitarios y equipos asistenciales, mediante sesiones clínicas, sesiones monográficas, actualización de conocimientos, exposición de casos clínicos, revisiones bibliográficas, supervisión, etc.

  • Supervisión y tutorización: los Psicólogos Clínicos son competentes para realizar actividades de supervisión y tutorización de residentes de Psicología Clínica y estudiantes pre y post graduados de Psicología, así como para colaborar en la formación de residentes y estudiantes de otras especialidades médicas y en la de otro tipo de profesionales en formación.

d) Investigación:

  • Participación en tareas de investigación: diseño, desarrollo, aplicación, dirección, coordinación y evaluación de investigaciones que estén relacionadas con los procesos de salud en general y de la salud mental, de forma específica, así como colaboración en las realizadas por otros equipos y servicios.

Por último, las actividades desempeñadas por los Psicólogos Clínicos incluyen aquellas reflejadas en la cartera de servicios comunes de atención especializada del Sistema Nacional de Salud, en el apartado de la atención a la salud mental, que “comprende el diagnóstico y seguimiento clínico de los trastornos mentales, la psicofarmacoterapia, las psicoterapias individuales, de grupo o familiares (excluyendo el psicoanálisis y la hipnosis), la terapia electroconvulsiva y, en su caso, la hospitalización. La atención a la salud menta incluye:

  • Actuaciones preventivas y de promoción de la salud mental en coordinación con otros recursos sanitarios y no sanitarios.

  • Diagnóstico y tratamiento de trastornos mentales agudos y de las reagudizaciones de trastornos mentales crónicos, comprendiendo el tratamiento ambulatorio, las intervenciones individuales o familiares y la hospitalización cuando se precise.

  • Diagnóstico y tratamiento de trastornos mentales crónicos, incluida la atención integral a la esquizofrenia, abarcando el tratamiento ambulatorio, las intervenciones individuales y familiares y la rehabilitación.

  • Diagnóstico y tratamiento de conductas adictivas, incluidos alcoholismo y ludopatías.

  • Diagnóstico y tratamiento de los trastornos psicopatológicos de la infancia/adolescencia, incluida la atención a los niños con psicosis, autismo y con trastornos de conducta en general y alimentaria en particular (anorexia/bulimia), comprendiendo el tratamiento ambulatorio, las intervenciones psicoterapéuticas en hospital de día, la hospitalización cuando se precise y el refuerzo de las conductas saludables.

  • Atención a los trastornos de salud mental derivados de las situaciones de riesgo o exclusión social.

  • Información y asesoramiento a las personas vinculadas al paciente, especialmente al cuidador/a principal”.


Ámbitos de actuación

El Especialista en Psicología Clínica desarrolla sus actividades clínico-asistenciales en diferentes niveles de intervención: individual, grupal, familiar, comunitario e institucional. Del mismo modo, puede prestar sus servicios y ejercer sus competencias en una serie de dispositivos y servicios que se enumeran a continuación:

  • Centros de Salud Mental de Adultos.
  • Centros de Salud Mental Infanto-Juveniles.
  • Centros de Salud de Atención Primaria.
  • Centros de Atención a las Drogodependencias.
  • Unidades de Hospitalización Psiquiátrica.
  • Comunidades Terapéuticas.
  • Centros de Rehabilitación Psicosocial.
  • Servicios Hospitalarios de Interconsulta y Enlace.
  • Equipos de Tratamiento Asertivo Comunitario.
  • Servicios, Centros y Unidades Hospitalarias y programas específicos: Neuropsicología, Trastornos de la Conducta Alimentaria, Trastornos de Personalidad, etc.

Recientemente, se están empezando a incorporar Psicólogos Clínicos a los equipos de Atención Primaria, desempeñando sus funciones en los Centros de Salud correspondientes.


Situación actual en los servicios de salud que integran el Sistema Nacional de Salud

Como se ha mostrado, las competencias de las Especialistas en Psicología Clínica son amplias y variadades, al igual que los ámbitos en los que se pueden desempeñar. Sin embargo, existe una gran variabilidad entre los diferentes servicios de salud autonómicos. En algunas regiones (por no decir en la mayoría), por ejemplo, es raro que se asignen funciones de dirección o gestión (o “jefaturas de servicio”) en las redes de salud mental. Todavía está “mal visto”, por parte de algunos sectores, que el Psicólogo Clínico sea jefe de unidad, de área de gestión, de un hospital, etc., por el mero hecho de no ser licenciado en medicina, a pesar de que la ley le da esas competencias.

Estos especialistas no están siempre presentes en los centros y dispositivos de salud mental, existiendo, también en este caso, variaciones según entre Comunidades Autónomas. Por ejemplo, en Asturias no hay Psicólogas Clínicas en las Unidades de Hospitalización Psiquiátrica, en las Unidades de Tratamiento de Toxicomanías o en los Equipos de Tratamiento Asertivo Comunitaria, mientras si que las hay en los mismos dispositivos de otras regiones.

Por último, como ya se ha comentado en más ocasiones, la tasa de Especialistas por número de habitantes es muy baja en el territorio español, lo que dificulta que muchas de las funciones mencionadas se puedan desempeñar de forma eficaz y eficiente. 

viernes, 3 de marzo de 2017

Funciones del Psicólogo Clínico (I)

En la entrada de hoy voy a explicar de forma un poco más “ortodoxa” cuál es la definición de Psicología Clínica, qué leyes la regulan y en qué consiste el proceso formativo, aprovechando que recientemente he tenido que elaborar un memoria sobre las funciones del Especialista en Psicología Clínica, que serán expuestas en el siguiente artículo de este blog.


Introducción

A pesar de que la Psicología Clínica cuenta con una larga tradición y sus antecedentes y orígenes se remontan a finales del siglo XIX, su formalización y regularización no se produjo, en España, hasta hace relativamente pocas décadas. En concreto, no es hasta el año 1998 que se publica el Real Decreto 2490/1998, de 20 de noviembre, por el que se crea y regula el título oficial de Psicólogo Especialista en Psicología Clínica. Este título, expedido por el Ministerio de Educación y Cultura, se constituye como requisito imprescindible para ocupar puestos de trabajo, tanto en el ámbito público como en el privado, que impliquen competencias de Psicologo Clínico.

La creación de dicho título vino precedida por la implantación del sistema formativo PIR (Psicólogo Interno Residente), el método de formación sanitaria especializada que en la actualidad es el único que da acceso al título de Especialista en Psicología Clínica. Asturias fue precisamente la primera Comunidad Autónoma en la que el sistema PIR dio sus primeros pasos. Otras regiones siguieron después implementando experiencias similares, hasta que en el año 1993 se realiza la primera convocatoria estatal para acceder a la formación sanitaria especializada en Psicología Clínica (Orden de 8 Octubrede 1993 por la que se convocan pruebas selectivas 1993 para el acceso en 1994 a plazas de Formación Sanitaria Especializada de Psicólogos Clínicos y Radiofísicos Hospitalarios). Otro hito importante lo supuso la creación, en el año 1995, de la Comisión Promotora de la Especialidad.


Una especialidad sanitaria de la Psicología que se ocupa de los procesos y fenómenos psicológicos y relacionales implicados en los procesos de salud-enfermedad de los seres humanos. Su objetivo es el desarrollo, la aplicación, y la contrastación empírica de principios teóricos, métodos, procedimientos e instrumentos para observar, predecir, explicar, prevenir y tratar trastornos y enfermedades mentales, así como problemas, alteraciones y trastornos emocionales, cognitivos, del comportamiento, de la personalidad, y del ajuste a las situaciones problemáticas de la vida, incluyendo las enfermedades físicas y sus tratamientos […] El campo de acción de la Psicología Clínica abarca la investigación, explicación, comprensión, prevención, evaluación, diagnóstico, tratamiento y rehabilitación de los trastornos mentales, así como de los fenómenos y procesos psicológicos, comportamentales, y relacionales que inciden en la salud y la enfermedad de las personas, desde una concepción integral y multi-determinada de la salud y enfermedad humanas. Para ello se vale de procedimientos de investigación científica contrastados y contrastables”.

La Psicología Clínica, por lo tanto, se ocupa de la salud y la enfermedad psicológica y física, entendidas estas como procesos complejos que están bajo la influencia de múltiples factores que pueden hacer su aparición en diferentes momentos. Se trata de una disciplina profesional y particular de la Psicología, que ha aportado, a lo largo de su devenir, conocimientos teóricos y prácticos y el desarrollo de instrumentos de evaluación, diagnóstico y tratamiento psicológico eficaces para abordar los problemas psíquicos, entre otros aspectos.

Su actividad se puede ejercer tanto en el ámbito público como en el privado, interviniendo en cualquier etapa del ciclo vital humano: infancia, adolescencia, adultez y vejez. Así mismo, las intervenciones del Psicólogo Clínico pueden ser llevadas a cabo de manera eficaz tanto con individuos, como con grupos, con familias o con comunidades e instituciones, además de con otro tipo de organizaciones.

Esta disciplina se basa en el mejor conocimiento científico disponible para lograr que la salud y el bienestar de las personas mejore y para aumentar la calidad de las prestaciones sanitarias relacionadas con la salud mental.


Marco legislativo

Las leyes y normas básicas que regulan la práctica de la Psicología Clínica en España, o que le afectan por tratarse de una profesión sanitaria, son las siguientes:

Código Deontológico del Psicólogo: uno de los cometidos que asigna la ley a los colegios profesionales es el de la ordenación del ejercicio profesional. El Consejo General de Colegios Oficiales de Psicólogos se encarga del desarrollo del correspondiente Código Deontológico, que sirve como “regla de conducta profesional, en el ejercicio de la Psicología en cualquiera de sus modalidades”.


Real Decreto 2490/1998, de 20 de noviembre, por el que se crea y regula el título oficial de Psicólogo Especialista en Psicología Clínica: mediante este Real Decreto se crea y regula la primera titulación oficial de la psicología sanitaria. Se reconoce al Psicólogo Clínico el nivel de especialista y por lo tanto las leyes que regulan su ejercicio y las condiciones laborales son las mismas que afectan al resto de especialistas sanitarios.


Ley 44/2003, de 21 de noviembre, de ordenación de las profesiones sanitarias: en la que la especialidad en Psicología Clínica se reconoce como profesión sanitaria y se regulan los aspectos básicos “en lo que se refiere a su ejercicio por cuenta propia o ajena, a la estructura general de la formación de los profesionales, al desarrollo profesional de éstos y a su participación en la planificación y ordenación de las profesiones sanitarias”.

Ley 55/2003, de 16 de diciembre, del Estatuto Marco del personal estatutario de los servicios de salud: donde se regula la relación funcionarial especial del personal estatutario de los servicios de salud integrados en el Sistema Nacional de Salud. Los licenciados especialistas se equiparan al Grupo A de clasificación de los funcionarios públicos.


Más sobre legislación en Psicología Sanitaria en el excelente trabajo del siguiente enlace, obra de gente de AGAPIR: pincha AQUÍ.

Las personas con el título de Psicólogo Clínico tienen la consideración de Facultativo Especialista de Área en todo el Sistema Nacional de Salud. Los documentos mencionados sientan las bases legales de las competencias de este profesional (evaluación, diagnóstico clínico, responsabilidad sobre los tratamientos, emisión de informes, indicación de ingresos y altas, etc.), que serán vistas con más detalle en otro punto del presente informe.


Formación

En la actualidad, la única vía de acceso al título de Especialista en Psicología Clínica es mediante el sistema de Formación Sanitaria Especializada del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, a través del período de residencia hospitalaria PIR.

Como se señaló en la introducción, la primera convocatoria estatal (que todavía no daba acceso al título de Especialista) se realizó en el año 1993. En Abril de 1996 se aprobó el programa que definió los contenidos de la formación sanitaria especializada en Psicología Clínica hasta el año 2009, elaborado por la Comisión Nacional de la especialidad. El programa formativo vigente es el que está recogido en la Orden SAS/1620/2009, de 2 de junio, por la que se aprueba y publica el programa formativo de la especialidad de Psicología Clínica.

El acceso a la formación se lleva a cabo mediante un examen nacional y es un requisito imprescindible el haber finalizado los estudios de Licenciatura (o Grado, actualmente).

El programa está estructurado en torno a una formación básica en Psicología Clínica que permite al residente adquirir las competencias que corresponden al Psicólogo Clínico. Persigue una serie de objetivos generales y específicos, siendo los primeros los que se citan a continuación:

  • Capacitar a los psicólogos clínicos en formación para el desempeño de la especialidad, desde una perspectiva ética, de atención integral, atendiendo adecuadamente los niveles de promoción, prevención, tratamiento y rehabilitación.
  • Capacitar a los psicólogos clínicos en formación para el desempeño de las tareas propias de evaluación, diagnóstico, intervención, y tratamientos psicológicos, de la manera más eficaz y eficiente posible, atendiendo a los máximos estándares de calidad científica disponibles en cada momento.
  • Capacitar a los psicólogos clínicos en formación para el ejercicio interdisciplinario que requiere una concepción multidimensional, tanto del ser humano, como de los procesos de salud y enfermedad.
  • Capacitar a los psicólogos clínicos para conocer y manejar adecuadamente las variables y factores institucionales que están presentes e intervienen en el desempeño de la actividad clínico-asistencial en sus diversos niveles y contextos”.

El programa formativo sigue pautas similares a las de otros programas de formación sanitaria especializada de profesiones médicas y su duración total es de cuatro años. El grueso del contenido es de carácter práctico. El residente de Psicología Clínica realiza estancias de diferente duración en los dispositivos y unidades del servicio de salud de su Comunidad Autónoma, siguiendo, en la medida en que las necesidades y características del servicio lo permitan, el itinerario mostrado en la Tabla 1.

Durante los cuatro años de formación, las residentes tienen asignado un Tutor o Tutora, que debe poseer el título de Especialista en Psicología Clínica. Las funciones del Tutor son complementadas por las de los Supervisores de cada una de las rotaciones que el PIR realiza. La psicóloga en formación va adquiriendo progresivamente mayor autonomía a lo largo del período formativo.


Programa
Duración (en meses)
Atención comunitaria, ambulatoria y soporte de la Atención Primaria
Atención Primaria
Adicciones
Rehabilitación
Hospitalización y urgencias
Psicología clínica de la salud. Interconsulta y enlace
Psicología Clínica Infantil y de la Adolescencia
Programas para el desarrollo de Áreas de Formación Específica
Rotación de libre disposición
12
3
4
6
4
6
6
4
3

Tabla 1. Distribución de rotaciones del programa PIR.

La formación práctica se complementa con otra de tipo teórico cuyos contenidos están relacionados con la Psicología Clínica, con el ámbito clínico-asistencial y con otro tipo de cuestiones que forman parte de la formación transversal común a otras especialidades en Ciencias de la Salud. Además, el sistema PIR incluye la prestación de servicios en concepto de atención continuada, con carácter formativo.

Viñeta de Alberto Montt.

martes, 21 de febrero de 2017

El problema no es la pobreza, es... ¿que no somos positivos?

Llego a casa tras la jornada de trabajo de la mañana y me encuentro en el buzón con el último número de “Papeles del Psicólogo”, revista del Consejo General de la Psicología de España, que recibo periódicamente por el mero hecho de estar debidamente colegiado. Veo que el tema monográfico de este volumen se titula “Psicología clínica aplicada: clínica y educación” y me empieza a invadir una ligera inquietud, a la que contribuye la imagen de portada: una mujer con un papel delante de su cara en el que se dibuja una sonrisa.

Me armo de valor y abro la revista. Un rápido vistazo al índice de artículos no hace más que aumentar mi preocupación. Movido por un extraño impulso hacia lo desagradable, empiezo a leer por encima algunas líneas. Y me encuentro con esto:

Como se ha subrayado anteriormente (Layard, 2005), a diferencia de lo que podría pensarse, la causa de los mayores infortunios en los países industrializados no es la pobreza. Lo que da lugar al mayor sufrimiento son los problemas de salud mental”.

La inquietud aumenta y se transforma en rabia. Vuelvo a la portada para asegurarme de que estoy leyendo una revista de psicología. Releo la parte superior para asegurarme de que esto lo edita el órgano de un colegio oficial. No hay suerte, no me he confundido, no he abierto el panfleto escrito por un gurú que anuncia que el cáncer lo causan los problemas psicológicos o el hecho de vivir en pecado. Tampoco es una revista editada, con toda su buena intención, por un grupo de estudiantes que, a pesar de su buena fe, todavía no han entendido muy bien cómo funciona esto. No, lo escriben unas personas que trabajan en la universidad. Gente culta.

Creo que el fantasma de aquella entrada que escribí hace unos meses se ha despertado de nuevo, para volver a llevar este asunto de la psicología positiva hasta el extremo más absurdo. Y yo sigo pensando que algunas personas están muy confundidas. Las emociones positivas, las fortalezas, el afrontamiento saludable, el optimismo, etc., todo esto está muy bien y nadie niega que no sean factores a tener en cuenta de cara a mejorar la salud mental de la población. El problema es cuando nos metemos en terrenos pantanosos y mezclamos cosas.

Me parece una verdadera barbaridad dar a entender que el problema no es la pobreza, la desigualdad social, la enfermedad, la guerra, la violencia... El problema somos nosotros, que no se nos ocurre otra cosa que ponernos tristes porque no tenemos para comer, o una vivienda digna que reúna las condiciones mínimas para nuestra salud. El problema es que nos centramos en lo negativo y no sonreímos ante la adversidad. Increíble.

Hay otro artículo en la misma revista que habla de la psicología positiva aplicada al cáncer. Otra vez el mensaje de que si sufrimos, es porque no sabemos desarrollar emociones positivas y aprender de la desgracia y un largo etcétera. Qué pena.


Qué pena que este tipo de cosas salga de las bocas y teclados de algunos psicólogos. Este tema va más allá de nuestra disciplina, es una cuestión social y política. Decir que el mayor “infortunio” es la pobre salud mental es casi negar la relación directa entre pobreza o crisis económica (o cualquier otra situación social que se nos ocurra) y bienestar/malestar. Es hacerle el juego a los gobiernos y las instituciones que tienen la capacidad para cambiar las cosas. Es confirmar el discurso de “al mal tiempo, buena cara” y condenar a aquellos que no se quieren someter a este refrán a ser categorizados como “trastorno depresivo”, “trastorno de personalidad” o “trastorno adaptativo”.

Ya lo han dicho muchos expertos: la psicología y la psiquiatría pueden ser usadas (y de hecho lo son) como medios de control social. Deciden quién es normal y quién no y lo que hay que hacer con ellos. Y, para la psicología positiva, por supuesto, el que tiene un cáncer y llora y se enfada y el que tiene que hacer malabarismos para llegar a fin de mes y sufre terriblemente... son perturbados. Se han olvidado que las emociones cumplen una función, también las negativas. No es algo patológico que haya que erradicar. Son patológicas cuando se vuelven desadaptativas, pero no por si mismas.

Los psicólogos podemos hacer daño, más que ayudar, cuando adoptamos actitudes y discursos que mantienen problemáticas sociales. Al que tiene problemas en el trabajo porque su jefe le trata mal, le enseñamos técnicas y estrategias para gestionar las emociones. Por supuesto, esto puede ser (y en efecto lo es) de ayuda en muchos casos, pero nos olvidamos de otra parte muy importante. Yo cada vez invito más a menudo a las personas en este tipo de situaciones a que hablen con un representante sindical, con la dirección, que denuncien en los juzgados... Quedarse solo en ayudar a la persona a desarrollar estrategias de afrontamiento y no hacer nada más es contribuir al mantenimiento de una estructura perversa.

Por cierto, que mucho de lo que propone esta psicología clínica positiva que nos intenta vender la revista en el último número no es nada novedoso. El trabajo con puntos fuertes, con emociones positivas, con las estrategias de afrontamiento es algo básico que ya vienen aportado multitud de psicoterapias. Tampoco es cierto lo que se afirma en otra parte del artículo cuando dicen que “Desde sus inicios, la Psicología Clínica se ha centrado de forma fundamental en lo negativo, esto es, en lo patológico, en lo anormal, en los problemas, en los trastornos. Básicamente lo que interesaba conocer era lo que iba mal en los cerebros de las personas, en su conducta, en sus relaciones personales, en su vida emocional. Se pretendía encontrar respuestas a problemas candentes que destrozaban o deterioraban a quienes los sufrían...”. Muy al contrario, la Psicología Clínica se ha preocupado de buscar tratamientos eficaces e incluye entre sus competencias la promoción de la salud y la prevención de la enfermedad.

Si, tal vez haya sacado un poco de contexto la frase de marras. Pero lo cierto es que, si no los autores del artículo, algunos profesionales no se dan cuenta que muchos de los problemas que categorizamos como de salud mental no lo son en absoluto o no son más que un síntoma de una sociedad que no proporciona ni garantiza la satisfacción de las necesidades básicas de todo ser humano. Y, ante eso, sonreír no vale de mucho. No deja de ser un papel con un dibujo de una mueca que nos ponen en la cara, pero que en el fondo no es nuestra verdadero rostro.