Unas
pinceladas acerca de mi manera de trabajar, del método que utilizo
en mi práctica clínica y de lo que uno puede esperar encontrarse acudiendo
a mi consulta. Esta es una entrada dirigida específicamente a las
personas que puedan estar interesadas en contratar mis servicios y
comenzar a transitar por el camino de la psicoterapia.
Pero
antes de seguir con este tema, te recomiendo un par de lecturas que
pueden complementar lo que aquí voy a escribir. En una explico lo
que se sabe de la eficacia de la psicoterapia y en la otra expongo un
resumen de lo que es la psicología basada en la evidencia. Quizás
quieras leerlas antes o después si te encuentras indecisa o indeciso con
respecto a la idea de acudir a terapia o ante la duda de que te pueda
servir para algo.
En
su momento expliqué en otra entrada del blog que existen diferentes
orientaciones o modelos teóricos en psicoterapia. Como mencioné recientemente en un artículo, existen más de 500 tipos diferentes
de tratamientos psicológicos. Abrumador, ¿verdad? No nos asustemos,
en el fondo la mayoría de terapias tienen más cosas en común de lo
que parece. Lo que sucede es que los humanos tenemos una curiosa
tendencia a ponerle nombre a cualquier cosa que hacemos y, además,
nos gusta pensar que hemos creado algo novedoso y presumir de ello.
Pero la realidad es que, aunque todavía a día de hoy aparezcan
nuevas marcas de psicoterapia con cierta frecuencia, poco o nada
aportan al conocimiento científico sobre la eficacia del tratamiento
psicológico.
Podemos
reducir esas más de 500 marcas a cuatro grandes modelos de
psicoterapia, que son las que han probado su eficacia:
cognitivo-conductual, psicodinámico, sistémico y
humanista/experiencial. Probablemente hayas leído o te hayan contado
en varios lugares que el primero de ellos, el modelo
cognitivo-conductual es el más eficaz. Sin embargo, eso no es del
todo así. Es cierto que esta terapia ha mostrado ser “mejor” que
otras cuando se hacen ensayos clínicos controlados centrados en
diagnósticos específicos. Pero también es cierto que cuando se
comparan los efectos generales de esos cuatro grandes tipos de
psicoterapias se encuentra que todas son igual de eficaces, siempre y
cuando se lleven a cabo con cierta coherencia y aborden aquellos
aspectos que han demostrado ser útiles para ayudar a que las
personas superen sus problemas psicológicos. Por lo tanto, la
terapia cognitivo-conductual, la psicodinámica, la sistémica y la
humanista son terapias basadas en la evidencia.
En
mi caso, mi manera de trabajar se puede encuadrar dentro de un enfoque integrador, basado principalmente en un modelo contextual, que a grandes rasgos no entiende los problemas de las
personas como enfermedades o trastornos que a uno le suceden, si no
como manifestaciones de dificultades o conflictos que uno tienen con
diversos “sistemas”. Y aquí, por sistema entendemos todo grupo
de personas que se organizan entorno a algún aspecto común: la
familia, la pareja, el grupo de amigos, las relaciones en el trabajo,
la comunidad, la cultura… el contexto en el que alguien vive día a
día.
O
dicho de otra manera, las circunstancias que rodean a una persona son
las que mantienen su problema: sus relaciones, tanto con los demás o con el mundo,
como consigo mismo.
A
lo largo de mi formación y de mi experiencia me ido dado cuenta que
un único modelo es insuficiente para atender a todas las personas.
Por ello considero que mi forma de trabajar es cada vez más
integradora. Esto significa que trabajo con flexibilidad
y utilizo estrategias y habilidades que se asocian a varios modelos.
Por ejemplo, tengo un máster en terapias contextuales, un tipo de
tratamientos enmarcados dentro de la orientación conductual. Pero también, en función de las necesidades
de cada caso, utilizo técnicas o formas de plantear el caso que son
más afines a otros modelos. Lo
importante, cuando uno hace esto, es llevarlo a cabo de manera
coherente y no caótica, dentro de un plan consensuado con la persona o personas, de acuerdo con los fundamentos científicos de la conducta humana.
Hablar
de un modelo de terapia no es decir mucho acerca de mi forma
particular de trabajar. Hay algo que explica un poco más lo que
significa estar sentado frente a mi en la consulta. Lo que yo hago
tiene mucho que ver con lo que algunos autores han llamado “Terapia
guiada por los resultados y dirigida por el cliente”. Se puede
encontrar un resumen de lo que significa estas palabras en el
siguiente enlace: Client-Directed Outcome-Informed Therapy (CDOI).
Lamentablemente, el texto está en inglés. Así que voy a intentar
resumir lo que significa un enfoque de este tipo.
El
primer párrafo del anterior enlace se puede traducir de la siguiente
manera: “CDOI es un enfoque aplicado a los tratamientos en salud
mental que valora la experiencia de la persona que acude a terapia
por encima de cualquier otra cosa,
enfatizando la evaluación que hace aquella tanto de la alianza
terapéutica como del propio tratamiento. El feedback proporcionado
por la persona sirve como una brújula que guía la dirección a
seguir del tratamiento y el uso de herramientas de medida ayuda a
determinar si el individuo continúa beneficiándose de la relación
terapéutica y si todavía considera que el enfoque dado encaja con
ella o él”. Es decir, se
trata de una manera de trabajar que implica privilegiar la voz de la
persona que solicita ayuda: sus ideas acerca del origen del problema,
sus preferencias acerca de la manera de abordarlo, sus objetivos y
sus propias sugerencias acerca de qué es lo que necesita. No es la
consultante la que tiene que adaptarse a un tratamiento prefijado por
el psicólogo, si no que soy yo quien se esfuerza por adaptar la
terapia a las características, necesidades y preferencias de cada
persona.
Adoptar
este enfoque en psicoterapia significa integrar todos aquellos
factores que un gran número de investigaciones han demostrado que
influyen en los resultados del tratamiento:
-
La persona que acude a terapia, con sus recursos y fortalezas.
-
Los factores comunes: principios terapéuticos que se repiten en diferentes modelos de terapia y que contribuyen a obtener buenos resultados. El principal y más importante es el de la alianza terapéutica.
-
Las características asociadas a los psicólogos clínicos que consiguen el mayor beneficio para las personas que consultan: la flexibilidad, la práctica constante de habilidades terapéuticas, la humildad cultural, la auto-duda profesional…
-
La monitorización rutinaria de resultados y el uso del feedback para tomar decisiones sobre el rumbo de la terapia.
El
último punto, la monitorización y uso de feedback, lo llevo a cabo
utilizando un instrumentos llamado PCOMS, que consiste en dos escalas
muy breves (a penas lleva un minuto cubrir cada una de ellas) que
utilizamos para comprobar dos cosas: la primera, en qué medida la
terapia está siendo eficaz (¿tras varias sesiones hemos progresado
en la consecución de los objetivos pactados? ¿van mejor las
cosas?); la segunda, si la alianza terapéutica está funcionando
bien (¿estoy comprendiendo los problemas de la persona con
precisión? ¿el trabajo que hacemos en sesión tiene sentido y es
útil?).
PCOMS
no es un mero cuestionario que cubrir sesión tras sesión; es una
herramienta que se integra en la consulta de forma terapéutica.
Entre otras cosas, permite que pueda detectar rápidamente si las
cosas no están marchando bien (¡o si incluso están empeorando!) y
ponerle remedio de la forma más eficaz. Siempre de forma
colaborativa y compartiendo las decisiones, por supuesto. Nunca
tomaré decisiones importantes por otra persona ni le diré lo que
tiene que hacer con su vida. Yo soy especialista en psicología
clínica, ¡pero el experto en tu vida eres tú!
Eso no impide que si necesitas que yo te haga alguna sugerencia o te
enseñe alguna técnica específica para abordar algún problema no
lo vaya a hacer, ¡faltaría más! Pero siempre será algo
consensuado contigo.
PCOMS
está basado en la evidencia. Esto significa que se ha comprobado que
es eficaz a la hora de mejorar los resultados de la psicoterapia. Es
un instrumento fiable y válido, las cuales son características
imprescindibles para cualquier tipo de herramienta similar. Fiable
significa que mide con precisión los cambios. Por ejemplo, un
termómetro es fiable si cuando pone que la temperatura ambiente es
de 23º acierta por completo. Válido significa que mide aquello para
lo cual se usa. Un termómetro es válido cuando mide cambios en la
temperatura, pero no lo sería si lo que midiese fuesen cambios en la
presión atmosférica o el nivel de humedad. Por si fuera poco, en
las últimas semanas hemos tenido muy buenas noticias: próximamente
se publicarán datos sobre la fiabilidad y validez de la versión
española de PCOMS.
Cuando
empecé a trabajar por mi cuenta usaba la versión clásica de PCOMS,
es decir, en lápiz y papel. Ahora uso una versión digital que
funciona a través de una tablet que nos permite obtener al momento
información muy útil sobre el desarrollo de la terapia. Hay
varias aplicaciones que funcionan de esta manera; la que yo uso es la oficial de uno de los autores de PCOMS, lo cual le añade valor.
Así que esta es otra característica de mi forma de trabajar
habitual: en cada sesión uso las dos escalas de PCOMS para
asegurarme de que la experiencia es lo mejor posible.
Y
si las cosas no están funcionado, siempre me comprometo a no
mantener la terapia más allá de lo deseable. Los números no
mienten, y si después de 8 o 10 sesiones, por ejemplo, no hemos
visto ninguna mejoría, es que el tratamiento no está dando
resultado. Es duro reconocerlo para los profesionales, pero la verdad
es que la terapia no funciona siempre. Y generalmente no es culpa de
la persona. A veces, no doy con la clave o simplemente no encajamos.
Aunque no nos guste, nos pasa a todos los profesionales y no hay que
avergonzarse por ello.
¿Todavía te quedan dudas? Es
lógico. Si necesitas más información, no dudes en contactar
conmigo a través del e-mail (contacto@albertogimeno.es)
o en el teléfono 984206719, en horario de 10.00 a 20.00.
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