martes, 8 de mayo de 2018

IV Jornada SOPCA: abordaje del suicidio desde la psicología clínica

El sábado pasado, 5 de Mayo de 2018, celebramos en Oviedo la IV Jornada de la Sociedad de Psicología Clínica Asturiana (SOPCA), de la que fui presidente hasta ese mismo día. Quizás es momento de revelar cómo terminé ocupando ese puesto. No fue cuestión de méritos si no de una receta que incluía una pizca de desesperación, un poco de arrojo y mucho esfuerzo. La realidad es que hace 3 años llegó el turno de renovar la Junta Directiva y, por desgracia, no se presentó ninguna candidatura. SOPCA corría el riesgo de terminar desapareciendo si en unas semanas no aparecía nadie dispuesto a tomar las riendas de la sociedad. Yo acaba de terminar la residencia en aquel momento y era consciente de que había mucho por lo que la psicología clínica todavía tenía que seguir peleando. Así que me lancé, me ofrecí para evitar el naufragio y, afortunadamente, otras personas decidieron implicarse en una nueva junta que, hasta el sábado, ha estado funcionando y manteniendo con vida a este grupo de especialistas.

Este año hemos logrado no llegar a extremos y presentar una candidatura que a partir de ahora va a formar la cabeza visible de SOPCA. Parece mentira, pero aún siendo tan pocos se pueden lograr cosas importantes. Por ejemplo, y hablando del suicidio, que fue el tema monográfico de la IV Jornada: se está implementando en Asturias, a lo largo de este año, un protocolo de suicidio del SESPA, del cual SOPCA fuimos revisores. En el borrador inicial, se indicaba que los psicólogos clínicos no podían dar de alta del programa por no ser “médicos”. Sin embargo, si que somos facultativos especialistas de área, lo que da legitimidad para realizar cualquier acto clínico de este tipo, sin necesidad de ser licenciados en medicina. Tuvimos que recurrir a un abogado y presentar un informe jurídico. Con esto conseguimos cambiar esa parte del protocolo. Una pequeña pero importante victoria.

 
El suicidio llevaba semanas interesando a los medios de comunicación asturianos, así como el citado protocolo. Por lo tanto parecía pertinente que esta jornada abordara el tema. Y parece que acertamos. La sede del evento se tuvo que cambiar del Colegio Oficial de Psicólogos al Hospital Universitario Central de Asturias porque en pocos días habíamos completado el aforo y necesitábamos un espacio más grande. No recuerdo con exactitud la cifra, pero creo que hubo entre 86 y 88 inscritos. Todo un éxito, teniendo en cuenta que la jornada se hizo un sábado.
 
Empezamos con Jose Ramón Quirós, que forma parte de la Dirección General de Salud Pública y que llevó a cabo toda una proeza: presentar un montón de datos estadísticos y no resultar aburrido, si no todo lo contrario. Una exposición breve y amena que mostraba cómo había cambiado la frecuencia de suicidios en Asturias, aumentando especialmente en varones de mediana edad a partir de la crisis. Al contrario de lo que se suele decir habitualmente, los datos nos enseñaron que la crisis económica que comenzó en 2007-2008 aumentó el número de suicidios. Y nos dejó con una reflexión muy interesante: el número de accidentes de tráfico se ha reducido de forma drástica en los últimos años y esto se consiguió no interviniendo sobre la salud, si no con toda una serie de medidas procedentes de diversos campos: mejorar la seguridad de los coches, mejorar las carreteras, legislación, educación, etc. Quizás la mejor manera de combatir las altas tasas de suicidio no sea solo mediante lo sanitario: lo social, lo político y lo preventivo, entra otras cosas, juegan un papel fundamental.


María Teresa Reijas, doctora en psicología clínica y psicóloga clínica, nos explicó su trabajo en un programa gallego de intervención intensiva ante la conducta suicida. Los resultados del equipo son realmente buenos y María Teresa ilustró su manera de trabajar, dando algunas pincelas de la intervención terapéutica.


Delia Guitián, psicóloga clínica venida también desde la vecina Galicia, nos habló de la prevención, de los factores asociados a la misma, las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud y los programas de prevención del suicidio, entre otras cosas de gran interés. Tanto ella como su compañera mostraron tener un profundo conocimiento de la materia y sus ponencias fueron muy bien recibidas por el público, que se animó a participar con multitud de preguntas y comentarios.

 
Por la tarde, ambas psicólogas formaron parte de una mesa redonda junto con Juan García Haro, psicólogo clínico del SESPA, que aprovechó para realizar una pequeña exposición en la que nos ofreció su visión sobre la conducta suicida. El debate fue intenso y pudimos observar cómo ciertas ideas comunes aparecían en los diferentes discursos: ¿es el suicidio síntoma de un trastorno o un signo de problemas sociales, económicos y políticos? ¿Son suficientes los protocolos que tenemos? ¿Se puede intervenir solo desde el ámbito sanitario?


Organizar unas jornadas exige cierto esfuerzo y acaba cansando. Pero resultados como el del sábado pasado hacen que merezca la pena todo el trabajo realizado. Desde aquí, como uno de los organizadores, mi agradecimiento público a ponentes, público y resto de la junta directiva de SOPCA por habernos regalado un día tan estimulante.

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