miércoles, 1 de noviembre de 2017

Salvador Minuchin (1921 - 2017)


Hoy mi día ha comenzado con una triste noticia: la muerte de Salvador Minuchin, ocurrida hace dos días. Minuchin fue una de las figuras más importantes de la terapia familiar, especialmente desde la óptica sistémica, llegando a describir un método propio denominado “terapia familiar estructural”.

Minuchin, de nacionalidad argentina, además de ser conocido por su faceta de terapeuta familiar, era también psiquiatra y pediatra. Durante su larga vida (falleció con 96 años) llegó a ser catedrático de pediatría y psiquiatría infantil en la Universidad de Pensilvania, director de la Child Guidance Clinic de Filadelfia o fundador del Family Studies de Nueva York, dedicando gran parte de su actividad profesional a la formación de terapeutas familiares.

Algunas de sus obras se consideran lecturas obligadas para cualquier profesional que se quiera dedicar a la terapia familiar. Ha escrito libros imprescindibles en este ámbito como “Familias y terapia familiar” o “Técnicas de terapia familiar”. Personalmente, recuerdo con cariño y nostalgia estas dos obras, ya que fueron de los primeros libros que me prestó una de las psicólogas clínicas que trabaja en el centro de salud mental donde comencé la residencia y que leí con mucho interés. No conocí a Salvador, pero leyéndolo uno se da cuenta que para ser capaz hacer determinadas intervenciones en consulta tienes que ser Minuchin, tener ciertas actitudes y características de personalidad que te permitan decir cosas que puedan sonar muy provocadoras, pero hacerlo de tal manera que las familias no solo no se sientan burladas o insultadas, si no que incluso sean empujadas hacia un cambio positivo para su bienestar.

Sus observaciones acerca de la importancia de cuestiones tales como los límites entre subsistemas, las jerarquías, los roles de cada familiar, la presencia de alianzas o las triangulaciones siguen teniendo un amplio calado hoy en el trabajo terapéutico con familias. Quizás no fuera el primero, pero si que podemos considerarlo uno de los pioneros a la hora utilizar la terapia familiar como tratamiento de trastornos como la anorexia nerviosa. Los trastornos de la conducta alimentaria han sido abordados también por otros autores desde una óptica sistémica (el grupo de Milán, liderador por Mara Selvini, por ejemplo) y hoy en día la terapia familiar ha demostrador ser un tratamiento eficaz para la anorexia (con mayor apoyo empírico inlcuso que la terapia cognitivo-conductual) y la bulimia, tanto con adultos como con niños y adolescentes.

Probablemente los trabajos de Minuchin, en su momento novedosos y estimulantes, aportaron su granito de arena al desarrollo y estudio de la terapia familiar y de su eficacia, beneficiando de esta manera a un gran número de personajes aquejadass de problemas de salud mental como los señalados.

Sirvan estas líneas como homenaje y recuerdo a uno de los terapeutas familiares más influyentes de todos los tiempos, que seguirá siempre vivo en sus obras y enseñanzas.

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