miércoles, 3 de julio de 2019

Mix del verano

El verano ya está aquí (aunque no lo parezca en Asturias) y se van cerrando algunas cosas. Es una época de menos trabajo, lo cual me viene muy bien después del año tan intenso que llevo. En los últimos meses el cuerpo me ha dado varias señales de que tenía que parar y he comenzado a hacerle caso (aunque tampoco mucho, para qué engañarnos…).

He terminado mi ciclo como docente en AsturPIR, academia de preparación del PIR referencia en Asturias. Ha sido un placer poder acompañar a diversos grupos de alumnas en el duro viaje del estudio y me siento orgulloso de los esfuerzos que han hecho, independientemente del resultado. Es agradable también ver que algunas de esas personas lograron la ansiada plaza y que ya son residentes de psicología clínica. ¡Mucha suerte a todo el equipo de AsturPIR en los cursos venideros!

Ayer finalicé el Máster en Terapias Contextuales de la Universidad de Almería. A falta de conocer la nota, el feedback de los miembros del tribunal presentes durante la defensa de mi trabajo final ha sido bastante bueno. Y eso que, por problemas técnicos, les trastoqué un poco la organización de ayer… En fin, otro asunto que me ocupaba tiempo y del que quedo liberado.

También disfrutaré de un par de meses de vacaciones de la Escuela Vasco-Navarra de Terapia Familiar, una formación que, tengo que decirlo, es la mejor que he hecho a distancia, hasta la fecha.

En cuanto a publicaciones, ya está disponible en Ansiedad y Estrés (en prensa) nuestro nuevo artículo sobre feedback sistemático, en el que presentamos resultados bastante buenos correspondientes a mi propia consulta. El resumen se puede ver en el enlace siguiente: Systematic Client Feedback: A naturalistic pilot study. Para acceder al trabajo completo (en inglés) hay que pagar. Sin embargo, más adelante podré compartir un enlace que permite el acceso gratuito por tiempo limitado al artículo. Además, ya se ha publicado el último número de la revista Papeles del Psicólogo, donde contribuyo de manera doble con los artículo que ya he reseñado sobre memética y efectos del terapeuta. Por cierto, que hemos recibido muy buen feedback de ambos por parte de otros autores e investigadores.

En cuanto a planes de futuro, el 24 de Julio estaré en Álava, en el Congreso Nacional de Psicología, participando en una mesa redonda titulada “Propuestas para mejorar la práctica clínica”, tal y como se muestra en la imagen siguiente.

La semana pasada terminé de leer Alianza terapéutica con familias, de Valentín Escudero y Myrna Friedlaner y solo puedo decir que, si eres un/a profesional que trabaja con familias, esta obra tiene que estar en tu colección. Bien escrito, claro, basado en lo que dice la investigación, es un trabajo precioso que muestra cómo trabajar los cuatro factores que los autores proponen en su modelo de alianza terapéutica familiar. Por cierto, aprovecho para destacar el buen servicio post-venta de Herder, que no tardó en mandarme un nuevo ejemplar cuando el repartidor rompió otro intentando meterlo en el buzón.


Hablando de libros, he comenzado la tercera edición del imprescindible Psychotherapy Relationships That Work, que este año está dividido en dos volúmenes. No hace falta decir que es un “must read” para clínicos de cualquier orientación teórica, escrito con todo el rigor que un tema como este merece. Me estoy planteando dedicar las próximas entradas del blog a señalar los aspectos más importantes de cada capítulo. El tiempo dirá si cumplo con esta amenaza o si se disuelve en medio del ritmo veraniego. De momento, quiero compartir esta imagen, elaborada por un miembro de ANPIR y basada en la original, que se encuentra en el primer capítulo de la obra editada por Norcross, Lambert y Wampold.

Una vez más, los datos ponen en evidencia que el principal protagonista del cambio es el consultante y que los métodos y técnicas solo funcionan si hay una buena alianza terapéutica y si se adaptan a las necesidades, características, preferencias y contexto de cada persona. Valorar o resaltar la relación terapéutica no es decir que todo depende de ella o que sea suficiente por si sola. ¡Ay! Esa es la errónea conclusión a la que se llega frecuentemente en las guerras culturales de la psicoterapia que, de forma dramática, enfrentan al método de tratamiento contra la relación terapéutica (…) Décadas de investigación en psicoterapia atestiguan de forma consistente que el paciente, el terapeuta, su relación, el método de tratamiento y el contexto contribuyen todos al éxito (y fracaso) del tratamiento. Deberíamos fijarnos en todos estos determinantes y en sus combinaciones óptimas”.

Hasta aquí esta mezcolanza de ideas.

Que tengáis muy buen verano.

2 comentarios:

  1. Hola Alberto, ¿podrias por favor cpartir tu experiencia del máster de terapias contextuales?
    Es muy interesante contar con un feedback sobre el aprendizaje y utilidad de la formación, ya que estoy sopesando iniciarla el próximo curso.
    Muchas gracias
    Daniel

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    1. El Máster tiene sus puntos fuertes y otros algo más flojos. En el lado positivo, el último curso para mi ha sido el mejor: tienes vídeos con role-playing y algunos con casos reales y, sobre todo, horas de supervisión. Tener que hacer el trabajo fin de máster también ayuda a profundizar en los contenidos teóricos.
      Por el lado negativo, hay alguna variabilidad en la calidad de los docentes, aunque esto pasa en todos lados. Se nota cuando la clase la da alguien con más experiencia clínica.
      Es una formación relativamente joven, les quedan cosas que ir mejorando y me da la impresión de que se van esforzando por ello.
      Algo que mejoraría es el sistema de aprendizaje, que hubiera más ejercicios obligatorios que te empujen a afianzar conocimientos.
      Un saludo.

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