Ayer,
en Santiago de Compostela, la Asociación de Terapia Familiar e Mediación de Galicia organizó
una jornada titulada “Terapia Centrada en Solucións para
traballar con nenos, nenas e adolescentes do s.XXI”,
protagonizada por el psiquiatra y psicoterapeuta finlandés Ben Furman.
Asistir
a una ponencia de Furman es toda una experiencia. Lo vi hace un par
de años en Cáceres, en el Congreso de Terapia Familiar, y ayer de
nuevo en Santiago. Y en ambas ocasiones mostró una actitud informal,
divertida, con un grandísimo sentido del humor. No
es de extrañar que lo soliciten para impartir formación en
diferentes partes del mundo, como China, España, Estados Unidos,
Nueva Zelanda, Israel o Rusia, por ejemplo. Incluso
tuvo su propio programa de televisión, del que se llegaron a emitir
200 episodios.
También
fue 200 el
número de personas que
se reunieron ayer y ante las
que explicó uno de los
métodos de trabajo que emplea trabajando con niños: en el Instituto
de Terapia Breve de Helsinki, Kids`s Skills
(que literalmente se traduce como “habilidades de los niños”,
pero el nombre ha sido adaptado al español con la fórmula “Yo soy capaz”). Se
trata de un tipo de tratamiento basado en la terapia centrada en
soluciones, un enfoque con una larga tradición, principalmente
representado por autores como el fallecido Steve de Shazer o, en
nuestro país, por Mark Beyebach. Según
nos comunicó, la edición en español del libro “Yo soy capaz”
está ahora mismo en preparación, así
que pronto podremos disfrutar de él.
La manera de trabajar que
propone Furman es interesante y, sobre todo, divertida. Digo lo de
“sobre todo” porque la psicología clínica con niños, por muy
graves que puedan ser los problemas presentados, debe tener mucho de
juego, de humor, de reírse, que es lo que, al fin y al cabo, hacen
los niños. Especialmente en el caso de los más pequeños, un
tratamiento serio, excesivamente estructurado, que no de espacio para
que aquellos den rienda suelta a su creatividad y a su imaginación,
está condenado al fracaso casi con total seguridad.
En
“Yo soy capaz” se propone dejar
de hablar de problemas y
reformular estos como habilidades que el niño tiene que aprender.
Esto es algo habitual en la psicoterapia centrada en soluciones:
focalizar
la conversación en aquellos momentos en los que no aparece el
problema o se afronta de manera eficaz; potenciar los propios
recursos de la persona que acude a consulta, así como de toda la
familia. Los padres, por lo tanto, pueden tener también su parte de
protagonismo (así como los maestros, en algunos casos). No olvidemos
que en los tratamientos psicológicos de problemas de la infancia y
adolescencia una práctica basada en la evidencia es el trabajo con
los progenitores.
Furman
ha desarollado una aplicación para smartphones muy recomendable,
gratuita y que funciona tanto en Android como en Iphone (se puede
encontrar buscando Kids´Skills
en el gestor de apps), así como un cuadernillo con los pasos a
seguir para efectuar el
entrenamiento en habilidades.
Ambos materiales están redactados de una manera sencilla y fácil de
comprender, de manera que pueden ser aplicados por los padres y
maestros de los niños (eso
si, la app de momento no está
traducida al español).
Es agradable asistir a talleres
impartidos por docentes que saben enseñar. He estado en cursos dados
por profesionales muy cualificados y con un nivel alto de
conocimientos que, sin embargo, no saben explicarse de manera
comprensible, y eso puede echar todo el curso a perder. Furman no es
uno de ellos. Te diviertes con él, entiendes lo que quiere explicar
y en mi caso me he ido a casa con una sensación de optimismo con
respecto a lo que podemos hacer en nuestro trabajo. Es cierto que
escrito en un libro o expuesto en una jornada, todo puede parecer más
fácil de lo que es, aunque luego la realidad sea algo diferente.
Porque hacer bien psicología clínica es difícil. Pero las ganas de
seguir esforzándose por mejorar y el optimismo no deben faltar en la
práctica habitual.
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