Hace unos días en Maldita Ciencia me hicieron unas preguntas que se publicaron en este artículo, con motivo del día de la salud mental, y en el que participaron otras compañeras de profesión. Pudimos ver que hay mucho consenso con respecto a lo que es y lo que no es una terapia psicológica, psicoterapia o tratamiento psicológico. Como creo que han quedado bien las y que son bastante comprensibles para el público general, a continuación, dejo por aquí mis respuestas completas a las preguntas que me hicieron inicialmente.
¿Qué es y en qué consiste la terapia psicológica?
La terapia psicológica o psicoterapia es una aplicación de la ciencia de la psicología dirigida a ayudar a personas que experimentan algún tipo de sufrimiento humano (lo que llamamos ansiedad o depresión, por ejemplo, entre otras cosas) mediante el uso de diferentes procedimientos y técnicas que permiten solucionar los problemas relacionados con su malestar.
Hay varias formas de llevar a cabo la terapia, que se puede hacer, según las necesidades de cada caso, de forma individual, en grupo, en terapia de pareja o terapia familiar. En general, la terapia consiste en una conversación con un profesional de la psicología, un tipo de conversación que es diferente a la que se tiene con un familiar o un amigo y en la que todo lo que hace y dice el psicólogo se basa en una serie de principios fundamentados en estudios científicos que muestran que así se pueden producir cambios y encontrar soluciones a los problemas de las personas. La primera parte de la terapia consiste en recopilar información sobre lo que le sucede a la persona y contextualizarlo, es decir, asociarlo a las circunstancias que la rodean. Se trata de desarrollar una hipótesis acerca de qué es lo que necesita cambiarse, fijar unos objetivos concretos y analizar las opciones disponibles para conseguirlos. Luego se le ayuda a poner en marcha las acciones necesarias, siempre teniendo en cuenta las características relevantes de cada persona, sus valores y sus preferencias, tres pilares fundamentales de lo que llamamos la práctica basada en la evidencia, y que es una especie de estándar para garantizar que la terapia se base en el conocimiento científico vigente (APA, 2006).
¿Qué no lo es y cómo podemos distinguirla?
La terapia psicológica no consiste en dar consejos o solo escuchar. No se trata tampoco de hacer comentarios con la intención de "animar" a alguien. Muchos menos en tomar decisiones en nombre de otro. Cualquier procedimiento que incluya ideas pseudocientíficas tampoco se puede considerar psicoterapia. Por ejemplo, si se habla de cosas más bien esotéricas como "vidas pasadas", "energías", "constelaciones" o similares esto nos da una clara señal de que eso no es terapia psicológica. Otra manera de distinguir lo que es psicoterapia de lo que no es en función de la titulación de quien diga ejercerla. En España, a falta de una regulación específica sobre la psicoterapia como tal, quienes pueden hacer terapia son profesionales sanitarios debidamente cualificados, principalmente psicólogos/as de la rama clínica. Si el terapeuta no tiene la formación adecuada no podemos considerar que lo que haga sea terapia psicológica.
¿Para qué nos puede servir y cómo nos puede ayudar?
Es eficaz para multitud de problemas: reducir sensaciones de ansiedad, miedo o depresión. problemas en las relaciones con otras personas o afrontar situaciones difíciles como eventos traumáticos u otros sucesos particularmente estresantes. Si hablamos en términos de diagnósticos clínicos, al menos tres décadas de estudios vienen demostrando consistentemente que la psicoterapia nos ayuda a resolver problemas de todo tipo, incluidos los que generalmente consideramos graves, tales como depresión, fobias, trastornos de la conducta alimentaria, trastornos de la personalidad, trastornos psicóticos, etc. Y esto está demostrado tanto con adultos (Fonseca-Pedrero et al, 2021a) como con niños y adolescentes (Fonseca-Pedrero et al, 2021b).
¿Qué no podemos esperar de ella? Es decir, ¿qué límites tiene?
La terapia no nos va a dar respuestas a todas nuestras preguntas ni el psicólogo va a tomar decisiones por nosotros. El profesional no tiene la solución exacta para cada problema, más bien las herramientas para lograr que sea la propia persona la que pueda aprender a afrontarlo. Tampoco podemos esperar metas irrealistas como conseguir que no nos afecten las cosas, no sentirnos mal o ser felices todo el tiempo. Esas cosas no son ni posibles ni deseables. El malestar, por desagradable que sea, cumple una función en nuestra vida y no podemos erradicarlo sin más. Igualmente, la terapia no va a cambiar tu personalidad, valores o forma de ser. No te puede convertir en otra persona diferente. Lo que sucede en las sesiones tiene un efecto muy limitado si no se llevan a cabo cambios fuera de la consulta. Y en estos juegan un papel muy importante las circunstancias de cada uno. A pesar de lo que dicen algunos, no puedes encontrarte bien si no tienes unas condiciones de vida suficientemente buenas. Eso es lo que habría que cambiar, muchas veces, y ya no depende de la terapia.
¿Quiénes y cuándo deberíamos acudir a terapia? O de otra forma, ¿todo el mundo debería ir a terapia alguna vez?
No, no todos deberíamos ir a terapia alguna vez. De hecho, lo que nos muestra la investigación en psicología debería poder utilizarse para crear unas condiciones de vida (sanitarias, sociales, comunitarias, políticas, etc.) que favorecieran el bienestar de la población e hicieran innecesaria la terapia. No hay problemas de salud mental sin problemas en el entorno. Por ejemplo, unos sociólogos ingleses publicaron hace poco un libro que reúne un buen número de investigaciones que muestran que cuanto mayor es la desigualdad social en un lugar determinado, mayor es también la proporción de problemas psicológicos (Wilkinson y Picket, 2019). Además, el porcentaje de personas que se recuperan de problemas como la depresión sin recibir ningún tipo de terapia es alto (Rodríguez-Morejón, 2016). En general, las personas tendemos a adaptarnos y superar dificultades continuamente, siempre que las circunstancias sean favorables.
En cualquier caso, hay algunas señales que deberían llevarnos a consultar con un profesional: si tenemos un problema que nos limita en algún área importante de nuestra vida, si el malestar es muy intenso o continuo, o cuando pensamos en suicidarnos o hacernos daño, por ejemplo.
Cualquier otra cuestión relacionada.
Como cualquier intervención técnica, para que la terapia resulte útil tienen que darse unas condiciones suficientes, como una frecuencia e intensidad adecuadas. Normalmente, se recomienda comenzar con sesiones semanales de 50 o 60 minutos. Con esto tenemos un problema en el Sistema Nacional de Salud: no hay suficientes psicólogos clínicos para atender a la población en las condiciones adecuadas, lo que pone en riesgo su salud mental, como se ha denunciado recientemente en esta nota de prensa: Se sigue negando el acceso a psicoterapia en la sanidad pública
Referencias:
Fonseca-Pedrero, E., Pérez-Álvarez, M., Al-Halabí, S., Inchausti, F., Muñiz, J., López-Navarro, E., ... & Marrero, R. J. (2021a). Tratamientos Psicológicos Empíricamente Apoyados Para Adultos: Una Revisión Selectiva. Psicothema, 33(2), 188-197.