La
concepción que tenemos acerca de la salud mental y la psicopatología
varía entre diferentes culturas, al igual que ha variado a lo largo
de la historia. En el mundo occidental nuestras explicaciones sobre
la “locura” y lo que hoy en día llamamos trastornos
mentales han ido cambiando, influídas por el espíritu de la época
correspondiente y por el desarrollo del conocimiento científico.
Así, hemos pasado por interpretaciones sobrenaturales (la locura
causada por posesión de espíritus) en las sociedades primitivas o
religiosas en la edad media (la locura como influencia del diablo)
hasta la actuales, caracterizadas por una comprensión
multidimensional de los problemas de salud mental que tiene en cuenta
factores psicológicos, biológicos, interpersonales, sociales y
culturales, por ejemplo.
Aunque
en nuestra cultura estamos acostumbrados a categorizar los trastornos
mentales de acuerdo a los manuales internacionales de referencia
(CIE-10 y DSM-V), en otros contextos podemos observar manifestaciones
particulares de la locura, acompañadas de explicaciones propias
basadas en el sistema de creencias del grupo social en el que se
muestran. Este tipo de presentaciones psicopatológicas se denominan
“síndromes dependientes de la cultura” en el DSM-IV-TR, y se
definen en dicho manual como: “patrones de comportamiento
aberrante y experiencias perturbadoras, recurrentes y específicas de
un lugar determinado, que pueden estar relacionadas o no estarlo con
una categoría diagnóstica del DSM-IV. Algunos de estos patrones son
considerados por los nativos como <<enfermedades>> (…)
y la mayoría se conocen por nombres locales”.
Cuando
se trabaja en contextos multiculturales o en culturas diferentes a la
nuestra es importante estar informado de los usos y costumbres de
aquella, incluidas las creencias que acerca de los trastornos
mentales se tiene. Esto ayuda a establecer una relación terapéutica
más sólida y el conocimiento de los síndromes locales puede
resultar muy útil a la hora de hacer un adecuado diagnóstico
diferencial, así como para diseñar la intervención más eficaz.
A
continuación veremos algunos ejemplos,
curiosos para el hombre de occidente, de
estos síndromes dependientes de la cultura:
- Atracción: un estado de trance en el que el la persona indica que se comunica con parientes fallecidos o espíritus, observado en afroamericanos y euroamericanos de la zona sur de Estados Unidos y que puede confundirse con un episodio psicótico.
- Dhat: se da en lugares como India, Sri Lanka o China y tiene que ver con la idea de que se pierde semen al orinar, acompañada de sensaciones de debilidad y agotamiento.
- Koro: este síndrome ha llegado a aparecer de forma epidémica en zonas del este de Asia; consiste en el temor a que el pene, la vulva o las mamas se replieguen hacia dentro del cuerpo y causen la muerte del individuo.
- Pibloktoq: se da en mayor proporción en mujeres, principalmente en comunidades esquimales del ártico y ha recibido también el nombre de “histeria del ártico”. Se caracteriza por un estado que comienza de forma brusca, con excitación extrema, disociación y crisis convulsivas; durante el episodio se pueden observar comportamientos como rasgar las vestimentas, romper muebles, gritar obscenidades, defecarse y otros actos irracionales.
- Reacción psicótica de qi-gong: El qi-gong o Chi Kung es una práctica popular en China basada en ejercicios físicos, respiratorios y de concentración mental. En algunas personas que la realizan de forma excesivamente frecuente, aparecen episodios agudos y breves en los que se muestran síntomas disociativos y psicóticos o de otro tipo.
- Shin-byung: un síndrome popular en Corea, caracterizado por ansiedad, debilidad, insomnio, problemas fisiológicos y posesión por espíritus ancestrales.
- Susto: si, existe un síndrome con este nombre y no se trata de lo que habitualmente conocemos por tal término. También se le conoce como miedo súbito, pérdida del alma, espanto, pasmo, tripa ida o chibib y es típico de personas latinas que viven en Estados Unidos. Se considera que un suceso que produce un gran miedo repentino provoca que el alma se salga del cuerpo, dando lugar a sufrimiento y enfermedad, pudiendo llegar incluso a la muerte.
- Taijin kyofusho: se considera una fobia localizada en la población japonesa y consiste en el miedo a que el cuerpo, partes o funciones del mismo, ofendan, molesten o resulten desagradables a otras personas, por su aspecto, su olor, sus expresiones faciales o sus movimientos.
- Zar: típico de países como Eitopía, Somalia, Sudán, Irán o Egipto, tiene que ver con la experiencia de que espíritus poseen a la persona, la cual puede mostrar episodios disociativos con gritos, susurros, estereotipias, golpes de la cabeza contra la pared, cantos, llanto... No se considera patológico en las culturas en las que está presente.
- Psicosis por Windigo: se produce en tribus de Alaska y Canadá y la persona que lo padece deja de comer, tiene náuseas y vómitos acompañados, a veces, de insomnio y alucinaciones, progresando hacia un temor a ser poseído por el espíritu del ser mitológico conocido como Windigo (o Wendigo) y convertirse en un caníbal.
Aqui en los EEUU, hay mucho preocupación sobre daño cerebral a largo plazo siguiendo de un concusión. Veo pacientes quien creer suyos funciones cognitivas se deterioran, pero eso es porque han incorporado tal creencias que acerca de la cultura, los medios de comunicación, y medicos (quien les dan una locura iatrogénica!).
ResponderEliminarMuy interesante como el conocimiento popular de este tipo de problemas influye en su manifestación y en las creencias e hipótesis acerca de los motivos de los trastornos.
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