Como
lo prometido es deuda y uno solo debe hacer amenazas si está
dispuesto a cumplirlas, aquí estoy de nuevo haciendo inventario de
libros relacionados con la psicología clínica que han impacto a
diferentes personas, continuando con lo iniciado en la entrada
titulada “Libros Outsiders”.
Hoy
la selección viene a cargo de personas a las que quiero y admiro y
con las que he compartido la residencia, la especialidad en la
actualidad y, especialmente, grandes momentos dentro y fuera del
ámbito laboral. Me apetecía mucho mostrarles mi afecto y
agradecimiento público por todo lo que han aportado (y lo que siguen
aportándome a día de hoy) a mi vida en la última década. Gracias
de todo corazón. Sin más sentimentalismos, vamos con los libros.
Me
parece obligado empezar con la selección de César, que está
terminando el PIR en Valencia y es la persona que dio origen a esta
idea para el blog. Fuimos compañeros de piso en Santiago, cuando
preparábamos juntos el examen de acceso al PIR. Nos recomienda una
novela, “Monte Miseria”, escrita por Samuel Shem
(pseudónimo del psiquiatra Stephen Bergman). “La leí en mi primer
año de facultad, pero conviene releerla de nuevo cuando sabes más,
porque se aprecia mejor” todo el trasfondo que refleja la obra.
“Me gustó la visión que transmite: alejarse de los diagnósticos
para centrarse en conectar con el paciente, porque es lo que
realmente resulta terapéutico”. He de añadir que yo leí esta novela precisamente por recomendación de César, hace unos años, y
sin duda es altamente recomendable.
Teresa,
que hizo el PIR en Gijón y ahora trabaja en la Fundación Siloé
(durante el camino tuvo el valor de convertirse en amiga) ha elegido
“El adolescente en la terapia familiar”, de Joseph
Micucci (no confundir con Minuchin, a pesar de la similitud
fonética). “Me parece muy completo y claro; detalla, a través de
ejemplos, una forma particular de trabajar con adolescentes y sus
familias. Incluye un resumen teórico breve, a modo de repaso, de las
principales características del proceso terapéutico y de la
adolescencia como período evolutivo. Dedica varios capítulos a
describir de forma pragmática el trabajo con distintos tipos de
dificultades en la adolescencia: psicosis, trastornos alimentarios,
problemas escolares, situaciones de violencia y delincuencia, etc.;
se explica también como abordar la terapia con familias
multiproblemáticas. Todo ello bajo un marco donde no se olvida la
importancia de la alianza terapéutica con los clientes, algo
fundamental para la terapia; Micucci hace referencia a ella mediante
el proceso ARCO (aceptación mutua, respeto, curiosidad, opinión
sincera). Además, integra distintas estrategias de varias escuelas
de terapia familiar”.
Anxo,
amigo y psicólogo clínico, que también vino desde Galicia para
hacer el PIR en Gijón, recomienda “Violencia en las relaciones
íntimas”, José Navarro Góngora, “porque ofrece una
visión amplia y descriptiva del estado de las mujeres que son
víctimas de violencia de género y de cómo ayudarlas a lo largo de
todo el proceso. En el libro se abordan situaciones de crisis, el
acoso que pueden sufrir estas mujeres después de separarse, las
dificultades que surgen con los hijos, etc. Además, aporta
directrices útiles en el tratamiento de maltratadores y adolescentes
que agreden a sus padres. Es una buena guía para identificar,
entender e intervenir en un tipo de demanda de ayuda que, por
desgracia, es demasiado frecuente en nuestra práctica profesional”.
Desde
Navarra llegan los libros de Ana, mi “co R” de Avilés
durante el PIR. “Modelos de locura de John Read: Por
ofrecer una maravillosa comprensión y explicación de la psicosis y
otras experiencias similares basada en la experiencia y sufrimiento
humanos, rebatiendo cuidadosamente el modelo imperante de la
psiquiatría basado en la enfermedad. Enmarca la génesis de la
psicosis en el contexto social, y en las experiencias de trauma y
abusos, desde las cuales los fenómenos "psicóticos"
(voces, delirios, etc) tienen significado y dan sentido a la
experiencia. Aporta gran cantidad de datos que justifican este
enfoque, priorizando por encima de todo el máximo respeto a la
persona que sufre y la validación de sus vivencias. Este libro marcó
un antes y un después en mi concepción de la salud mental en
general y de la psicosis en particular”. Y, por otro lado, “Trauma
y recuperación. Cómo superar las consecuencias de la violencia de
Judith Herman: Este libro realiza una magistral explicación
del trauma basado en la experiencia profesional de la autora con
víctimas de violencia patriarcal y abuso sexual. Permite entender
los procesos de trauma y recuperación posterior, exponiendo cómo se
produce y perpetúa el proceso, las estrategias del maltratador y
cómo se culpabiliza a la víctima. Nos muestra los síntomas que se
generan y cómo se ve afectada la identidad y la capacidad de
relacionarse posteriormente. En la segunda parte expone
maravillosamente el proceso de recuperación, elaboración del trauma
y proceso de duelo, para poder recuperar la vida y otorgarle un
sentido. Además de tratarse de una brillante exposición teórica,
este libro destaca por el enfoque del trauma desde el máximo respeto
hacia las personas que lo han sufrido, entendiendo y reconociendo su
sufrimiento, empatizando desde una postura de humildad y genuino
interés hacia la persona.”
Mi
otra “co R” de Asturias, pero esta vez en Oviedo, Maru, se
queda también con dos obras: “24 ideas para una psicoterapia
breve, de
Mark Beyebach. Es un libro sencillo de leer, que
transmite ideas claras y prácticas para aplicar en consulta. Me
parece de especial utilidad en el inicio de la andadura como
terapeuta, cuando no tienes claro muy bien cuál es “tu papel” a
ese lado de la mesa. En esos momentos de inseguridad son de gran
utilidad esquemas fáciles y limpios como el que este libro plantea”.
Además: “Entre padres e hijos, de Haim G. Ginott.
Una guía para padres y profesionales que trabajen con ellos sobre
cómo acompañar en el crecimiento de los hijos. Es sencilla, cercana
y no cae en reduccionismos alejados de la vida real de las familias.
Da una orientación sobre como conectar mejor en la comunicación
entre padres e hijos y presenta un buen equilibro entre dos funciones
eje en la realidad parental: necesidad de establecer límites y
proporcionar cercanía.”
Ana
hizo la residencia al mismo tiempo que yo, pero en el Hospital La
Paz, por lo que propiamente no fuimos compañeros. A cambio, ahora es
algo mucho mejor: mi “co R” en la vida. Ella nos trae no una ni
dos, si no tres recomendaciones: “A los 15 años me leí "El
túnel" de Ernesto Sabato y me inquietó
profundamente. Puede que no sea un manual de psicología, pero abrió
tantos interrogantes en mi cabeza sobre la mente humana y cómo
funcionamos que me inspiró para querer seguir buceando en cabezas
ajenas. Durante el intento de hacer el doctorado sobre emociones y
salud, me pidieron leer "El cerebro emocional" de
Joseph LeDoux. Es un libro que disfruté, que puso materia
(gris y de otros colores) a las emociones y a ese escurridizo "cómo
funcionamos", aunque en realidad dejó también muchas preguntas
y la conciencia de que queda mucho por saber. Aunque quizá esté
intelectualizando y realmente lo que me terminó de enganchar es
saber que el autor tiene un grupo de rock llamado "LeDoux & the amygdaloids".... Para terminar, aunque se quedan tantos
libros en el tintero... Me gustaría destacar una novela de Yalom,
"La cura Schopenhauer", en el
que se profundiza en los dos grandes intereses de Yalom: el
existencialismo y la terapia grupal. Intereses que se me contagian y
forman parte importante de mi manera de concebir la práctica
clínica.”
Algunas
personas me comentaron que en la entrada de “Libros Outsiders”
falta mi selección. Es difícil quedarse con una única obra. De
hecho, voy a mencionar un trabajo que no definiría como “libro que
recomiendo”, si no más bien como “libro que tuvo una gran
influencia en mi”. Se trata de “Paradoja y Contraparadoja”,
de Mara Selvini y sus compañeros del “Grupo de Milán”.
Esta obra cambió de forma radical mi forma de entender la
psicopatología y la psicoterapia. Mi primer encuentro con la
sistémica, con una forma casi provocativa de abordar las sesiones.
Me encantó ver la honestidad con la que los autores narraban sus
experiencias con los casos descritos, admitiendo sus fracasos y
errores, algo que no se ve con toda la frecuencia que se debería en
los libros de psicoterapia. Para mi fue un alivio ver que hasta los
terapeutas más prestigiosos, a veces, no lograban ser eficaces. Lo
fascinante es que el Grupo de Milán reflexionaba mucho sobre sus
intervenciones y el efecto que tenían en las familias, lo cual se
puede constatar en el resto de sus obras, donde describen como su
enfoque fue evolucionando en base al análisis de su trabajo.
Hasta
aquí la lista. Voy a tener que ir haciendo hueco en las estanterías
para que quepan todos estos estupendos libros. De nuevo, gracias a
César, Tere, Anxo, Ana, Maru y Ana.